En estas fechas es muy común ver en Estados Unidos calabazas naranjas con formas de caras siniestras adornando las calles. Sin embargo, en México se usa el chilacayote, que también es parte fundamental de la dieta básica. Y de las emblemáticas festividades de Día de Muertos desde épocas prehispánicas.
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Una tradición que se mantiene viva
Varios de los pueblos del centro mantienen una fuerte tradición espiritual con el chilacayote. Por ejemplo, cuando alguien muere es común colocar debajo del féretro un chilacayote partido a la mitad para que absorba el mal humor del difunto.
Conocido entre los indígenas como Tzilacayotli, esta planta silvestre es un fruto globoso que puede medir hasta 20 centímetros y pesar entre 5 y 6 kilos. Su corteza es verde con blanco y por dentro tiene muchas semillas de color claro que son dulces.
¡Revive la experiencia y haz tu propio chilacayote!
Como lo mencionamos anteriormente, este vegetal es usado con fines tradicionales en las festividades de Día de Muertos. En algunas comunidades, los niños ocupan esta calabaza para elaborar sus tradicionales calaveritas. La forma, expresiones y tamaño dependen de la imaginación de cada uno. Pero eso sí, nunca puede faltar alguna en el camino con una velita adentro para iluminar el recorrido de los niños en su recolección de dulces y frutas.
Sigue los pasos
Primero, con la ayuda de un plumón, traza el rostro, para así cortarlo con alguna navaja o cuchillo. Por la parte de atrás, saca todo el relleno hasta que queda la cascara de capa dura. Finalmente, en la parte de arriba coloca un haza con alambre y una cera emulando a una calavera.
Gracias a los pueblos indígenas esta tradición sigue vive y cada primero de noviembre podemos ver chilacayotes de todas formas y tamaños. Además, el significado de esta tradición es profundo. Pues la leyenda dice que el chilacayote representa a un difunto que, gracias a los niños, vuelve a recorrer las calles como lo hizo cuando estaba vivo.
¿Y tú, ya los conocías?
FOTO PRINCIPAL: LAROUSSE COCINA