El pan de muerto es uno de los postres más representativos de la repostería mexicana. Su interesante sabor y su gran tradición son elementos que se remontan desde épocas antiguas. Sin embargo, no siempre fue un esponjosito y delicioso pan. Sino más bien, parte de un ritual sangriento y muy sagrado.
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¿De qué se trata?
Según lo códices, cuando una princesa era ofrendada a los dioses, se le sacaba el corazón cuando todavía estaba con vida. El cual, aun latiendo, se introducía en una olla de amaranto con miel. El sacerdote que llevaba el ritual, al final de este, le daba una mordida al corazón en señal de agradecimiento.
Pero cuando los españoles llegaron, no estuvieron de acuerdo en este tipo de celebraciones espirituales. Así que, para reemplazarlos, elaboraron un pan de trigo en forma de corazón bañado en azúcar pintada de rojo. Para simular la sangre de la doncella sin que tuviera que perder la vida, y la forma del órgano extirpado. Además, esta práctica no era del todo desconocida para los mesoamericanos. Pues se preparaba un pan de amaranto molido que después de mezclarse con la sangre de los sacrificios, se ofrecía a los dioses.
José Luis Curiel Monteagudo, en su libro «Azucarados Afanes, Dulces y Panes», comenta:
“Comer muertos es para el mexicano un verdadero placer, se considera la antropofagia de pan y azúcar. El fenómeno se asimila con respeto e ironía, se desafía a la muerte, se burlan de ella comiéndola”.
Y como todo, desde ese día el emblemático pan sufrió varias transformaciones hasta ser lo que conocemos hoy.
Pan de muerto, un alimento ancestral
El pan de muerto actual tiene un profundo significado, el círculo que se encuentra en el centro del pan simboliza el cráneo del difunto. Las tiras que lo rodean son un reflejo de los de los huesos que conforman el cuerpo humano. Y que, por lo tanto, dejamos en la tierra para pasar al otro plano.
En algunos casos, se agrega esencia de azahar o de anís que evoca el recuerdo por los difuntos. Pero la variedad y lo ingredientes pueden cambiar según la región. En Puebla, por ejemplo, se tienen distintas costumbres para elaborarlo. En algunos casos se le ponen semillas de ajonjolí o una cobertura rosa.
FOTO PRINCIPAL: NEWSWEEK MÉXICO