La flor de izote es una flor comestible poco conocida en el país, pero es muy significativa en ciertos lugares. Y es que tiene varios usos desde la época prehispánica. También se le conoce como flor de yuca, flor de Palma o cuaresmeña, según el estado o la región donde se encuentre.
Se trata de una flor de color blanco verdoso cuyo nombre proviene del náhuatl ‘Izotl’. Ésta crece agrupada en racimos grandes de una planta que llega a los 10 metros de alto.
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Su potencial en la cocina
Principalmente, la flor de izote se utiliza para elaborar gran diversidad de platillos. Por ejemplo, se preparan en tortitas capeadas, revueltas con huevo, en tamales y hasta solas con alguna salsas o caldillos. También se ocupa para hacer sopas, como relleno de chiles o para una versión de tezmole. Claro que, para garantizar un buen sabor, la flor debe estar tierna para que no se amargue el platillo.
Donde más se conoce su tradición gastronómica es en Coahuila, Nuevo León, Chiapas, Hidalgo, Estado de México y Guerrero. En este último estado, se prepara un postre con flores de izote y guayaba, que se llama guayaizote. También se utilizan en la cocina de regiones rurales de San Luis potosí, Tamaulipas y Veracruz. Y en la costa se comen con camarones.
Así como recibe diversos nombres, hay muchas opciones para prepararlas, dependiendo de la región del país. Otro de sus nombres es flor cuaresmeña porque florece entre febrero y abril y suele comerse en época de Cuaresma.
Más usos de la flor de izote
Por otro lado, las hojas de la planta de la flor de yuca se utilizan para curar el dolor de odio. Además, se dice que son un remedio para disminuir los cólicos y para después de los partos. Mientras que con sus fibras se hacían morrales, ondas y costales. ¿Conocías la flor de izote?
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