Barro negro de Oaxaca, material milenario reconocido mundialmente

El barro negro de Oaxaca es uno de los materiales más impresionantes que existen en nuestro país.

Y es que su profundo color e incalculable valor hacen de este barro una materia prima que representa y edifica nuestra identidad.

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¿Cuál es su origen?

Su existencia es milenaria pues desde épocas prehispánicas se usaba para la elaboración de piezas como jarrones, platos y jarras.

Además, su uso iba más allá del utilitario, ya que guardaba un sentido ritual y sagrado.

En algunas ceremonias era ofrecido a los dioses o a los emperadores como regalo divino. Su origen es diverso, pero se sabe que los zapotecos y mixtecos trabajaban con perfecta maestría el barro negro.

Su técnica en acabados era reconocida en todo el imperio mexicano. Pero no fue hasta 1950 que este tipo de barro fue conocido en todo el mundo. Esto gracias a Doña Rosa Real de Nieto.

Esta importante artesana impulsó el barro negro a través de sus inigualables piezas. Pues a medida que pasaba el tiempo sus artesanías le otorgaron fama a esta actividad en Oaxaca.

Doña Rosa incentivó por mucho tiempo el reconocimiento de este importante oficio desde su lugar de origen en San Bartolo Coyotepec.

La mujer mexicana que impulsó el barro

Existe una leyenda que nos otorga indicios de esta materia. La cual dice que Doña Rosa descubrió por accidente la técnica de elaboración de barro negro.

Pues al ver que la cerámica se podía pulir con piedras que sacaban a relucir una textura que podía transformarse en cualquier imagen. Por lo tanto, Doña Rosa se convirtió en la acreedora del reconocimiento de miles de artesanos que siguieron sus pasos.

La fabricación y producción

Así pues, el proceso de elaboración del barro negro no es una tarea sencilla. El primer paso es se extrae barro para después otorgarle ese color que lo hace tan característico.

Al contrario de lo que muchos creen, el barro negro no es negro cuando se extrae, su color se obtiene mediante el cocimiento en un horno de leña.

A este proceso se le conoce como “reducción de atmósferas”. Se trata de quemar el material, pero dotándolo de un brillo metalizado.

Para modelar y dar forma a diversas piezas los artesanos usan un torno sin rueda, herencia de los antiguos, que consiste en dos platos cóncavos de barro.

El proceso de elaboración varia, pero puede tardar de 20 a 30 días, más aparte el tiempo del decorado y secado.

Ahora ya lo sabes, si vas a Oaxaca no dudes en adquirir una de estas maravillosas piezas. Di no al regateo y ayuda a que este inigualable oficio se mantenga con vida.