Por María Guadalupe Pineda Gutiérrez
Visitar las playas del estado es sumergirse en un sueño de mar, arena dorada y sol, para olvidarse de las presiones de la vida cotidiana, bajo una palapa con música de Bob Marley y una bebida refrescante, indicó Evaristo Guzmán, director de Planeación de la Secretaría de Turismo estatal.
El funcionario señaló, en entrevista, que el litoral nayarita ofrece destinos, como los principales atractivos turísticos del estado, que por orden de afluencia de visitantes son el Pueblo Mágico Sayulita, Nuevo Vallarta, San Blas, Santa María del Oro, San Pancho, Rincón de Guayabitos, Jala (Pueblo Mágico), Mexcatitán y Tepic.
El director de Planeación expuso que el litoral ofrece destinos como el Rincón de Guayabitos, considerado “La alberca más grande del mundo”, donde la familia está segura, pues es posible entrar 30 metros en el mar, con olas de apenas cinco centímetros, un oasis en este paraíso, expresó el entrevistado.
En este sitio hay una gran cantidad de hoteles y restaurantes para los visitantes que llegan del Bajío, la mayor parte de las habitaciones son tipo bungalós, donde los turistas pueden traer sus alimentos para prepararlos en las habitaciones, además de visitar en familia las tiendas y otros establecimientos.
Guzmán refirió que en 2016, la entidad recibió tres millones de visitantes nacionales y extranjeros, principalmente de Estados Unidos y Canadá, así como de la zona del Bajío, que abarca Aguascalientes, Jalisco, Guanajuato y Querétaro.
El responsable de planear los recorridos turísticos en la entidad habló de la Riviera Nayarit, la joya de la corona en el sector turístico, que abarca cinco municipios de la entidad, Bahía de Banderas, Compostela, San Blas, Santiago Ixcuintla y Tecuala, y la región más desarrollada está en Bahía de Banderas, que colinda con Puerto Vallarta, en Jalisco.
El turismo en esta zona está conformado por 50 por ciento de visitantes nacionales y la misma cifra de extranjeros. Esta riviera es la segunda más grande del mundo, y cuenta con dos municipios de Jalisco, Puerto Vallarta y Cabo Corriente, que colinda con el río Ameca y en Nayarit, con el municipio de Bahía de Banderas.
Guzmán indicó que en este municipio hay una serie de atractivos con un espacio exclusivo para la hotelería en Nuevo Vallarta, y tranquilas localidades como la Cruz de Huanacaxtle, un pueblo pesquero con población de dos mil habitantes.
Detalló que al seguir este recorrido hacia el norte del estado se encuentra Punta Mita, un espacio con lo más exclusivo de hoteles, restaurantes, tiendas y servicios turísticos de lujo.
El funcionario señaló que Nayarit ocupó el primer lugar en inversión privada para el sector turístico del país y tiene el primer sitio en el número de playas certificadas.
Además, el estado tiene un Pueblo Mágico que sobresale por el surf, llamado Sayulita, donde es posible encontrar comida internacional, bares, música viva, galerías de arte y cafés.
“En Sayulita el principal motivo es el surf, y es fácil caminar por sus calles pequeñas con poco tránsito y mesas sobre las banquetas, con todo el calor que brindan los servidores de servicios turísticos y habitantes locales”, dijo.
Refirió que enseguida, al viajar hacia el norte, está el pueblo de San Pancho, la segunda capital cultural de Nayarit, “donde la comunidad decidió tener como icono, además del Sol y Playa, a la cultura. Allí se encuentra una serie de pintores, escultores, escritores y ambientalistas”.
El director de Planeación manifestó que en San Pancho, el Cirque du Soleil estableció la escuela del Circo de los Niños, para menores de cinco a 12 años, quienes actúan en los foros locales, y “ahora está en formación el Circo de los Abuelos, para que los adultos mayores jubilados tengan una ocupación física y mental, como mimos o malabaristas”.
Al continuar el recorrido hacia el norte de la entidad, por el litoral se encuentra Rincón de Guayabitos, “la Alberca más Grande del Mundo”, una playa donde la familia no corre ningún riesgo, pues pueden entrar al mar hasta 30 metros, pues las olas miden cinco centímetros. En el lugar hay una importante cantidad de hoteles y restaurantes para disfrutar de un mar tranquilo.
Además, es posible dirigirse a Chacala, una playa pequeña de 600 metros, donde la arena es dorada y abunda la langosta. Muy temprano los pescadores llegan con sus lanchas cargadas de pecado y langosta, por lo que a mediodía, los visitantes pueden disfrutar una comida con langosta, arroz blanco y verduras, con vista al mar y un vino blanco espumoso.
Este destino se ubica en medio de la selva, por lo que las habitaciones son incorporadas al entorno y es posible escuchar urracas o chachalacas, entre otras aves, y por las noches, el sonido armonioso de las piedras al chocar, cuando el mar sube y baja, “como de palo de lluvia, y la habitación vibra, en un estado de armonía para un remanso de paz”, expuso Guzmán.
En este sitio hay una cooperativa y red de hospedaje local de la organización Techos de México, en la que los locales, para no verse desplazados, por medio de un fondo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés) adaptaron sus corrales para habitaciones independientes, con el fin de hospedar a los turistas de larga estancia, de entre una semana y tres meses, con lo que se involucran en los beneficios de la actividad turística.
Chacala es un pueblo bonito, de arena dorada granulada que al caminar descalzos brinda un masaje a los pies, “allí se descansa, con música de Bob Marley, una bebida refrescante y la brisa del mar”, expuso Guzmán.
Más al norte está el puerto de San Blas, fundado por el fraile franciscano Fray Junípero Serra en 1768, por un asunto económico y un tema de evangelización, particularmente para colonizar el norte del continente americano.
“San Blas fue el punto de partida para fundar 15 misiones en el norte de la Nueva España, en pueblos como San Diego, San Clemente, San Felipe, Los Ángeles, Sacramento, algunos en el actual territorio estadunidense”, expuso.
Posteriormente, en 1810 el puerto comercial de Acapulco estuvo tomado por el movimiento insurgente y San Blas surgió como un importante puerto, a donde arribaba la nao de China y el lugar creció.
En la actualidad este puerto ha llamado la atención de cantantes y compositores, como el emblemático líder del grupo Maná, Fher, quien fundó Selva Negra para proteger a las tortugas y quien pasó largas estancias en San Blas.
Aquí conoció la historia de Rebeca Méndez Jiménez, quien falleció en el 2012, la cual perdió la razón cuando no se pudo casar con su novio, que partió en barco a otro destino.
“Rebeca no era una loca de atar, todos los domingos acudía a misa, ataviada con su vestido blanco de novia, después se iba al muelle a esperar el regreso de su amado, Fher compuso una exitosa canción de esta historia”, dijo Guzmán.
Mexcaltitán es otro destino en este recorrido, donde el escritor Gutierre Tibón señaló el ombligo de la Luna. Él y otros historiadores han establecido que de este lugar partieron las tribus nahuatlacas en 1109, las cuales establecieron México-Tenochtitlan en 1325.
En Mexcatitán hay un museo para resaltar la mexicanidad, además en la montaña permanecen descendientes de los grupos étnicos originarios de Nayarit, los coras, huicholes, tepehuanos y mexicaneros, cuyas comunidades indígenas conservan el idioma, vestimenta, gastronomía y tradición, con una forma diferente de ver la vida, quienes reciben a turistas en periodos de vacaciones y muestran sus expresiones culturales.
El funcionario estatal expuso que con respecto a la gastronomía, el pescado zarandeado, sazonado con sal de ajo y pimienta y una mezcla de salsas, se cocina a las brasas hasta que queda listo, platillo particular de la entidad, producto de la apertura comercial de San Blas y la llegada al puerto de la nao de China, donde se mezclaron los ingredientes y sabores de la cocina prehispánica y asiática.
El pescado para este platillo es el pargo o robalo, además del pescado a la talla, pathé de camarón con nube, aguachile, camarones a la diabla y otros mariscos, extraídos en 640 mil hectáreas de manglares, que convierte a la entidad en una de las más abundantes en estos productos, dijo.
Una mención particular del funcionario fue para las Islas Marietas, cuya belleza “hace que los visitantes reafirmen la existencia de Dios”. Los turistas pueden visitar la Playa Escondida o del Amor, dentro de un cráter, que fue creada por el impacto de una bomba en un ensayo militar en el siglo XX, donde se puede acceder a nado o en kayak.
Este sitio forma parte de las áreas naturales protegidas, reserva de la Biosfera de la Unesco y sitio Ramsar, por lo que el acceso es limitado. También se puede visitar la playa La Nopalera y praticar el kayak, esnorkel, buceo y tabla larga de surf con remo, a 20 minutos de navegación de Punta Mita.
En el trayecto se pueden observar tortugas marinas, mantarrayas, delfines, ballenas jorobadas y abundantes recursos naturales, marinos y terrestres, expuso.
También sobresale Santa María del Oro, una antigua laguna en un cráter de volcán extinto, que tiene vegetación subacuática que cambia el color del agua según la temporada del año. En este punto hay hoteles boutique y un ambiente de total relajación, “para olvidar lo que agobia el corazón”.
Cerca de esta laguna se encuentra el Pueblo Mágico de Jala, de origen prehispánico y retomado por los españoles, con ancha calles, donde el tiempo se detiene y permite disfrutar cada respiración con tranquilidad.
En esta localidad se vende pan de pueblo, como encanelados, buñuelos, roquetes y pan de novia, a precios accesibles, al igual que la comida como el pozole y las tostadas de pata y pollo, con pepino, lechuga y rábano.
Tepic, la capital es una ciudad pequeña, de 450 mil habitantes, que tiene la playa de San Blas a 20 minutos, ofrece edificios históricos, como la casa museo del poeta Amado Nervo, quien nació en 1870; la casa de Juan Escutia, el niño héroe que se tiró con la bandera en el Castillo de Chapultepec y el recinto Cinco Pueblos, con toda la información de los grupos indígenas.
En Tepic surgió el “Son de la Negra”, con una leyenda de una mulata preciosa que encantó a un músico de apellido Lomelí, pero ella no le hizo caso, a pesar de que él le regaló un rebozo de seda. Posteriormente, la letra la mostró a Silvestre Vargas, del Mariachi Vargas de Tecatitlán y los “ojos de papel volando” de la hermosa mujer fue la canción más conocida en el país.