Los escamoles son una delicia culinaria y tradicional de la cocina mexicana. Pues su elaboración y consumo proviene desde épocas prehispánicas. Su apariencia se asemeja a la del arroz inflado. Pero en realidad se tratan de larvas de hormiga fritas con mantequilla y epazote.
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Platillo prehispánico
El escamol cuenta con una larga tradición en la cultura mexicana. Y, aunque, existen diferentes formas de prepararlo, la más común es frito con mantequilla.
La especie de hormiga utilizada para su preparación es la Liometopum Apiculatum. La cual construye sus nidos bajo tierra, principalmente en la base del maguey o nopaleras.
Su apariencia es muy semejante al del arroz inflado, solo puede ser adquirido entre marzo y abril y su sabor se considera fino debido a su alto contenido proteico. En algunas comunidades, suele ser consumido en torta de huevo y en mixiote. Su preparación puede ser en mole de hormiga con nopales y epazote.
Escamoles, el caviar mexicano
En el estado de Hidalgo, los escamoles son bien recibidos, Pues la gente los reconoce como un alimento especial y exquisito. Por esta razón, un alto porcentaje se envía a la Ciudad de México.
Estos bichitos son cosechados en temporada de cuaresma, y debido a que las hormigas son sumamente agresivas y solo son producidas en esta época del año, es caro consumirlo. Incluso es conocido como ‘el caviar’ mexicano.
En cuanto a los beneficios que tiene, cuenta con un 40 y 60% de proteína, grasa, vitamina y minerales. Su porcentaje es mucho más elevado que la proteína de la carne y el pollo.
Hasta el día de hoy, los escamoles continúan siendo un platillo profundamente valorado, con grandes propiedades nutritivas. Un platillo emblemático lleno de tradición en la cocina mexicana.
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