El nombre de este delicioso postre mexicano nos hace referencia a aquello que nos transmite al degustarlo. ¡Así es! Estamos hablando de las famosas alegrías.
Se sabe que nació en la época prehispánica y se ha consumido desde hace más de cuatro mil años. Y en ese tiempo, las alegrías eran elaboradas con semillas de amaranto y miel de maguey.
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Un cultivo divino
Entre los mexicas el amaranto era conocido como huautli. Además de ser un alimento fundamental, este manjar se usaba como moneda de cambio y, en algunas ceremonias, con fines espirituales. De hecho, lo mezclaban con la sangre de los sacrificios para moldear las imágenes del dios Huitzilopochtli.
Según el investigador Ricardo Ortiz, una teoría del nombre refiere a la forma en cómo los cronistas españoles se llamaban a este alimento. Pues al usarse en ceremonias y rituales, la alegría se manifestaba entre los participantes con bailes y cantos.
Por esta misma razón, Cortés decidió prohibir el amaranto durante la época de la conquista, ya que se le atribuían propiedades mágicas y afrodisíacas. Esta acción llevó casi a la extinción del alimento, sin embargo pudo rescatarse.
Alegrías que nutren el alma y el cuerpo
Al día de hoy, el amaranto es un importante alimento y continúa compartiéndonos su esencia sagrada.
Además, su valor nutricional es tal, que la NASA lo integró a la dieta de los astronautas. Y es que posee más minerales, calcio, hierro, fósforo y carotenoides que la mayoría de los vegetales, el arroz y el maíz. Por si fuera poco, es una gran fuente de energía.
Actualmente, los principales productores de la alegría están en Santiago Tulyehualco, Xochimilco. Tanto así, que en septiembre del 2016, este dulce fue declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.
Si te quedaste con el antojo y quieres hacer tus propias alegrías, acá te dejamos una receta.
Ingredientes:
300 gramos de amaranto
Piloncillo
1/2 taza de miel de abeja o miel de maple
Nuez picada
Cacahuate sin cáscara
Almendras fileteadas
Arándanos
Pepita de calabaza
Pepita de girasol
Pasos:
- Mezcla el amaranto con los frutos secos en un recipiente.
- Mientras, en una olla pequeña hierve el piloncillo (en trozos). Después de 5 minutos, agrega la miel y revuelve.
- Cuando se disuelva completamente, agrega la miel al amaranto con las semillas y mezcla perfectamente.
- Luego, da forma al amaranto con tus manos. Si prefieres, puedes apoyarte de un rodillo para aplanarlo uniformemente. Pero ¡recuerda lavarte antes las manos!
- Por último, corta en cuadros y envúelvelos en papel celofán o bolsitas.
Definitivamente, las canastas de dulces típicos mexicanos no serían lo mismo sin las alegrías.