En México, en donde quiera que estemos si miramos al horizonte, siempre podemos ver formaciones volcánicas y colosales montañas que se difuminan a lo lejos. Sin embargo, nuestro país no sólo alberga joyas gigantes, también pequeños secretos que, de igual manera, merecen toda nuestra atención.
Un destino que vive en el corazón de Puebla
El Cuexcomate es un gran ejemplo de esto pues es famoso por ser el volcán más pequeño del mundo, ya que tan sólo mide 13 metros de altura. Su nombre, proviene del nahuátl cuexcomatl y significa “olla de barro” o “lugar para guardar”.
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Este bello cráter se encuentra en el estado de Puebla, específicamente en la colonia Libertad. Y para visitarlo, puedes subir a través de unas escaleras que descienden al interior del volcán. En su interior, se puede observar un pequeño cuerpo de agua que alberga varias especies marinas. Algunos investigadores creen que debajo de este yacimiento se encuentran venas de aguas que cruzan toda la capital de Puebla.
¿Cómo surgió?
Se dice que el Cuexcomate se formó gracias a los brotes de agua sulfhídrica que surgieron a consecuencia de la erupción del Popocatépetl, en 1064. En resumen, un volcán dio nacimiento a otro a través de la emisión de sus materias sólidas.
Aparte, está conectado con el Popocatépetl, así que cuando éste tiene actividad, el agua del otro se eleva y se calienta gracias a la presión que hay dentro y a las piedras magnéticas que resguarda en sus entrañas.
Historias que se enlazan en su interior
De hecho, esta formación es como un cono hueco de roca caliza, por eso mismo, los habitantes de esta región creían que eran hijos del ombligo del diablo. Y como todo lo increíble que habita en nuestro país, este volcán tiene una leyenda bastante famosa.
Se dice, que el Cuexcomate es fruto del amor que hubo entre el Popocatepetl e Iztaccíhuatl. A partir de su primer encuentro, los volcanes liberaron su ira y amor por medio de una erupción que resultó en el volcán más pequeño del mundo.
Además, en épocas prehispánicas se sabe que los cholutecas ponían sus alimentos dentro del volcán para que se conservaran frescos y por más tiempo. De igual manera, algunos de ellos realizaban sacrificios y ofrendas para alabar a los dioses que se encontraban en su interior.
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Foto principal: yosoypuebla.com