Aunque los nombres de Madero, Villa y Zapata son mucho más recordados por su papel en la revolución, Felipe Ángeles fue también pieza clave en el movimiento
Desde que se anunció que el nombre del nuevo aeropuerto será Felipe Ángeles, nos hemos acostumbrado cada vez más a pronunciarlo. Y aunque conocemos parte de la historia de la Revolución Mexicana, poco se menciona su participación.
Felipe de Jesús Ángeles Ramírez nació el 13 de junio de 1868 en Zacualtipán, Hidalgo. Ingresó en el Colegio Militar a los 14 años, gracias a una beca que Porfirio Díaz le otorgó por la participación de su padre en la defensa del país ante la intervención extranjera. Egresó de ahí como Teniente técnico en artillería.
Durante su carrera profesional, dio clases en diferentes lugares. Entre ellos destacan a Escuela Militar de Aspirantes y la Escuela de Tiro. De hecho, en 1908, se convirtió en director de esta última.
Felipe Ángeles y su papel en la Revolución Mexicana
Para 1910 se encontraba en Europa, y el propio Francisco Madero lo mandó traer tras el estallido de la Revolución. En cuanto llegó, Ángeles obtuvo el cargo de General Brigadier.
Durante la Revolución, Felipe Ángeles se caracterizó por esgrimir estrategias más bien pacíficas para conseguir entrevistas y diálogo entre los caudillos. Se aseguraba de que los prisioneros fueran bien tratados, y siempre procuraba que los civiles no sufrieran consecuencias innecesarias. Por todo esto, es considerado el revolucionario más humanista del movimiento.
Después de la Decena Trágica, lo aprehendieron junto con Madero y José María Pino Suárez. Aunque en un principio estuvo en riesgo de ser fusilado, al final lo exiliaron a Francia, donde permaneció hasta 1913. En ese año, Ángeles volvió al país y se unió a los simpatizantes de Carranza. Sin embargo, al año siguiente decidió sumarse a las filas de Pancho Villa.
No tomó mucho tiempo antes de que Villa reconociera su lealtad. Rápidamente, Felipe Ángeles se transformó en uno de sus hombres de confianza. Gracias a su experiencia militar, el ejército de la División del norte venció en Zacatecas, Torreón y otros sitios de importancia.
En 1916 lo exiliaron una vez más, en esta ocasión a Estados Unidos. Sin embargo, volvió dos años después para continuar con su labor. En 1919 lo capturaron debido a una traición, y murió por fusilamiento el 26 de noviembre en Chihuahua.
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