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3 zonas arqueológicas para vivir el equinoccio

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Cada año vivimos el equinoccio de primavera, el día del año en el que la duración del día y la noche se igualan como consecuencia de la posición del eje de la Tierra con respecto al Sol, lo que permite que los rayos solares incidan de igual forma sobre ambos hemisferios. Como tal, es un evento astronómico que marca la entrada de la primavera. México es un territorio que se caracteriza por tener múltiples zonas arqueológicas, las cuales durante el 21 de marzo tienen una gran afluencia de visitantes nacionales y extranjeros para recibir y cargarse de la energía del sol en esa posición. En Más México te compartimos 3 zonas arqueológicas en México para vivir el equinoccio:

Chichén Itzá

10 años han pasado desde que el Templo de Kukulcán fuera declarado una de las 7 Nuevas Maravillas del Mundo. Ubicado en Chichén Itzá, una imponente zona arqueológica, que se localiza en el estado de Yucatán, a 121 kilómetros al oriente de la ciudad de Mérida.

El nombre de Chichén Itzá viene de las palabras mayas “chi” (boca), “che’en” (pozo), “itz” (mago o brujo) y “há” (agua), por lo que significa “la boca del pozo de los brujos del agua”, haciendo referencia al Cenote Sagrado (Xtoloc), el gran pozo natural que los mayas consideraban una de las entradas principales a su inframundo: Xibalbá. Gracias a equipos de investigadores, se han encontrado objetos ceremoniales y restos óseos de personas de entre 3 y 55 años. 

La magia de esta zona es el espectáculo visual que permite ver a sus visitantes la sombra de la serpiente cómo desciende de la pirámide. Los arquitectos mayas dominaban el conocimiento de los astros y el del sol. Por ese motivo, al situar la pirámide colocaron las plataformas de su fachada, de forma que su sombra pudiera proyectarse sobre los laterales de la escalinata, dando forma al cuerpo de una de sus deidades, Quetzalcóatl o Kukulcán, la serpiente emplumada cuya cabeza está esculpida a los pies de la Pirámide.

El Tajín

Ubicada en la parte norte de Veracruz, el Tajín es una de las zonas arqueológicas más visitadas ya que sus construcciones evocan al sol, la lluvia y la luna. A la palabra “Tajín” se le han dado varios significados, en totonaca quiere decir “el gran humo”, “el trueno” (que se manifiesta en tres formas, una de ellas es síkulan, o Tajín, que se cree es la descarga que fulmina a los árboles, que mata a los hombres y que antecede al relámpago, al gran fulgor. Actualmente se le conoce como kawi’aksahila s’chik taji’n: “la casa de los truenos”.

Es la ciudad prehispánica Mesoamericana más importante de la costa norte de Veracruz y su influencia abarca las cuencas de los Ríos Cazones y Tecolutla desde la Sierra Norte de Puebla, donde su influencia se aprecia claramente en la zona arqueológica de Yohualichan, hasta la planicie costera del Golfo de México. Una de las construcciones más interesantes es la llamada Pirámide de los Nichos, llamada así por que los tableros que componen sus fachadas fueron decorados con nichos que hacen un total de 365, razón por la cual ha recibido atención de los estudiosos en calendarios y cosmovisión Mesoamericanos.

Palenque 

Esta zona arqueológica tiene su nombre debido a Santo Domingo de Palenque, una comunidad vecina que se fundó a finales del siglo XVI  de La zona arqueológica toma su nombre de la comunidad vecina fundada a finales del siglo XVI: Santo Domingo de Palenque, la puerta de entrada a las antiguas ruinas mayas situadas al oeste y que se ubican en el estado de Chiapas. Aunque la palabra Palenque, de origen español, significa “Estacada” o “Empalizada”, que es una valla de madera que rodea un sitio para protegerlo, el nombre que le daban sus habitantes es el de “Lakamha”, que significa “El lugar de las grandes aguas”. Esta zona arqueológica, junto con Tikal y Calakmul, fue una de las ciudades más poderosas del Clásico Maya y sede de una de las dinastías más notables a la que pertenece Pakal.

El territorio estuvo abandonado durante la Conquista de México en el siglo XVI. Y el primer occidental que realizó la primera visita a Palenque fue la de Fray Pedro Lorenzo de la Nada en 1567. En aquel entonces la región era conocida por el pueblo Chol como Otolum, o “Tierra de Casas Fuertes”, sin embargo, Fray Pedro o tradujo como “Palenque”.