Seguro todo el fin de semana estuviste viendo en Twitter, Facebook e Instagram, memes, opiniones y hasta un challenge sobre la nueva producción de Netflix ‘La casa de las flores’, dirigida por Manolo Caro.
De tanto que escuchaste hablar de ella seguro se te quitaron las ganas de darle una oportunidad a esta nueva serie/telenovela mexicana. Pero yo estoy aquí para convencerte. Claro, sin spoilers. A nadie le gusta ser una aguafiestas, como Roberta…
Sí, use la palabra telenovela, pero eso no debería desanimarte, porque no sabes lo que te espera en el primer capítulo y menos en toda la serie. A diferencia de otras producciones mexicanas, en ‘La casa de las flores’ no hay actuaciones exageradas, ni escenas como la de ‘maldita lisiada’ que matan todo el drama y la tensión.
Claro, sí tiene bastantes elementos como: la vecina chismosa, la familia de clase alta, el drama familiar y una mamá conservadora y sobreprotectora. Sin embargo, rompe con estos clichés uno por uno, los transforma y termina dándote una sorpresa. Los personajes, cada uno enfrascado en su propio mundo, te harán odiarlos, amarlos e incluso querrás hablar como ellos. Pero no sólo hay drama, ¿eh? No te preo-cu-pees.
Por supuesto, no puede faltar el humor mexicano, ese humor negro, incómodo y a veces inapropiado que tenemos y del que hacemos uso. Incluso cuando no queremos hacer reír a nadie, lo terminamos matando a carcajadas. Está en nuestra sangre.
Manolo Caro toca temas necesarios para el presente. El primero y principal: la familia; al final siempre hacemos lo que sea por ellos; dos, la diversidad sexual, pues con un personaje gay, uno bisexual, una trans y travestis no sabrás cual tiene más problemas y cómo los enfrentan en sociedad (no por eso es una serie de temática homosexual). Las drogas y sus consecuencias, tanto legales como ilegales, el racismo de los mexicanos y por supuesto el machismo también son temas que se abordan a plenitud. Además, los trata con una naturalidad que ni te darás cuenta, por eso te recomiendo poner atención a los diálogos.
Si te gusta o no, no es lo importante. Lo importante es que la veas y formes tu propia opinión. Sólo son 13 capítulos de media hora, no tienes mucho que perder. Anímate y no te quedes fuera de las pláticas porque no la has visto. Hasta con ganas te vas a quedar.