Vulnerabilidad económica, situación que enfrentan migrantes deportados

Por Juan José Romero Razo. Corresponsal

Su vestimenta tuvo mejores tiempos. Cano y de barba blanca, Ignacio Alaniz luce descuidado. Él, al igual que miles de deportados, padece la vulnerabilidad económica y moral que le propició su repatriación.

Con el ánimo decaído por el fin de un sueño y un futuro que casi siempre es incierto, los migrantes repatriados enfrentan además de esto, una situación económica endeble: padecen las consecuencias de la retención de sus papeles y dinero al ser detenidos y, en el transcurso del tiempo, se les dificulta regularizar su situación laboral.

Sentado en una banca del parque Benito Juárez del municipio sonorense de San Luis Río Colorado, Ignacio, cuyas escasas pertenencias son una cobija raída y una bolsa transparente con pan blanco, es un ejemplo del reto que enfrentan estas personas al querer encontrar un trabajo estable.

En entrevista, el adulto mayor narró que fue deportado hace ocho años luego de ser detenido en calles de la ciudad de Stockton, California, estado donde trabajaba en los campos agrícolas. Al ser repatriado a México, retomó esta labor en la frontera mexicana.

“Primero me dio vergüenza regresar a mi tierra. Después ya me olvidé de todo y ahora aquí estoy. Trabajo donde puedo, batallo para comer y duermo donde me llega la noche”, explicó.

Sin embargo, este no es el único conflicto que enfrentan estas personas, ya que además tienen que padecer las consecuencias de las medidas de autoridades migratorias de Estados Unidos, quienes les retienen sus pertenencias y dinero cuando son detenidos.

“Cuando los migrantes son detenidos tratando de cruzar hacia Estados Unidos de forma indocumentada, les son aseguradas sus posesiones, incluido su dinero, el cual se les regresa en cheque o en tarjeta de débito de un banco americano”, señaló el artículo “La vulnerabilidad de los migrantes deportados”.

Dicho escrito del investigador de El Colegio de Sonora, Ramiro Antonio López, publicado en la revista “Portales”, describió que cambiar esos cheques representa una gran dificultad, ya que el trabajador no tiene manera de ir al banco estadounidense para hacerlo, por lo cual su situación económica es endeble.

En este sentido, el autor detalló además que la difícil situación de los deportados que carecen de papeles que les permitan identificarse, es un aspecto que ha sido escasamente documentado y el cual también representa un impedimento para poder obtener su dinero por ellos mismos en algún lugar.

Así, las consecuencias que genera esta imposibilidad para obtener efectivo expone a estas personas a situaciones vulnerables, sin recursos para comunicarse con sus familiares, sin poder comprar alimentos, y sin tener la posibilidad de pagar servicios médicos de urgencia, de ser necesarios.

“O sin poder pagar un lugar para hospedarse o el transporte para volver a sus hogares. Esto, entre una serie de limitaciones que la falta de efectivo impide resolver”, se lee en el artículo de Antonio López.

No obstante, el escrito también menciona que las tarjetas de débito parecen ser la forma más fácil de recuperar su dinero, ya que pueden hacerlo desde cualquier cajero automático, aunque es muy común que los migrantes desconozcan el número para activar la tarjeta.

“Y es necesario comunicarse con la empresa que las otorga para obtener ese número, lo cual, de nuevo, representa un inconveniente tanto por la barrera del idioma como por la falta de recursos para llamar, además del tiempo que eso toma”, describe el autor.

En el artículo antes citado, titulado “La vulnerabilidad de los migrantes deportados”, Antonio López observó que otro problema que presentan estas tarjetas es que aún si los migrantes conocen el número de activación y efectivamente pueden usarlas, el empleo de un cajero internacional les genera un gasto de al menos tres dólares.

“Cantidad que aunque parece mínima, es significativa si se consideran las circunstancias en que estas personas se encuentran”, describe.

Además, la mayoría de los cajeros sólo permiten retirar billetes de cien pesos o de mayor denominación, lo cual significa que no pueden cobrarse cantidades menores a esas y, de nuevo, el trabajador pierde sus escasos recursos en favor de las grandes corporaciones.

Ante esto, Antonio López comentó en su redacción, que, por fortuna, hay asociaciones ciudadanas como Iniciativa Kino para la Frontera, en Nogales, entre otras ubicadas en las demás ciudades fronterizas, que apoyan a los migrantes en estos trámites.

En este marco, diputados del Congreso sonorense propusieron la creación de una bolsa de trabajo a través de acercamientos con empresarios del estado, que permita ofrecer empleo a los connacionales deportados por Estados Unidos hacia Sonora.

En un exhorto realizado al secretario de Economía estatal, Jorge Vidal Ahumada, los legisladores pidieron que se trabaje en ese sentido ante las medidas migratorias tomadas por el gobierno de Donald Trump contra mexicanos en ese país.

Argumentaron que existe un riesgo en los municipios fronterizos ante el número de población proveniente también de otros países, la cual se encuentra desempleada y quienes no tienen sustento económico para su sostenimiento

“Sonora ya les ofrece ayuda humanitaria y condiciones para un regreso seguro a casa, pero no podemos cerrar los ojos a la realidad de que muchos de ellos volverán a intentar regresar a Estados Unidos y se quedarán en algún municipio fronterizo a la espera de una oportunidad”, declararon.

En la sesión legislativa realizada la víspera, uno de los diputados informó que actualmente están coordinados con empresas nacionales para abrirles a los connacionales repatriados, espacios de trabajo en sus estados de origen como son Oaxaca, Guerrero y Michoacán.

Con su voz rasposa que deja escuchar el paso de los años en él, Ignacio manifestó que si hubiera tenido más apoyo de alguien, posiblemente no hubiera terminado así, “por eso digo que no quisiera que a nadie más le pasara esto. Ayuden a la gente, es lo que digo…”.