¿Alguna vez te has preguntado cómo se divertían nuestros antepasados? ¿No? Pues en esta ocasión, te traemos uno de sus pasatiempos más antiguos y emblemáticos que seguro has jugado, pero que ni te imaginas cómo.
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Diversión milenaria
Se trata del “Tzum”, conocido popularmente como “patolli”. Este juego tiene su origen en la tradición mesoamericana totonaca de la Sierra Norte de Puebla.
Su práctica es tan antigua que se encuentra ilustrada y explicada en algunos códices prehispánicos.
De hecho, el juego de serpientes y escaleras, que seguro alguna vez jugaste con tus amigos, encuentra su origen en esta antigua actividad. Su conocimiento quedó registrado en crónicas y piezas arqueológicas que fueron encontradas en diferentes zonas culturales de mesoamerica.
Estas piezas arrojaron una idea de su uso. Pues según algunas investigaciones se encontró que el juego consistía en un tablero con varias casillas.
Estas casillas o carriles eran representadas con formas peculiares. Algunas podrían estar pintadas, hechas con incisiones en vasijas de cerámica, o bien, dibujadas.
¿Cómo era?
Según escritos hechos por los españoles, se dice que algunos de los diseños eran elaborados a base de “ollín” o hule derretido sobre petates. Estos eran cubiertos con estuco y pintados con tintes vegetales.
A partir de los vestigios que quedaron, algunos autores se han dado a la tarea de formular diversas formas y reglas del juego. Las versiones son muchas, pero lo que sí sabemos, es que el juego se fue transformando con el paso del tiempo.
El tzum de hoy
Actualmente se sigue jugando en algunas zonas de la sierra norte del país. Su forma consiste en un tablero cuadriculado hecho de madera o caña.
El juego consiste en colocar las fichas en un extremo diferente del tablero esperando llegar a la última casilla para poder salir y ganar.
Las fichas de madera que tienen inscritos distintos gráficos, son las que determinan cuántas casillas puedes avanzar. Todo depende de la suerte de tu lanzamiento.
Si bien la práctica del juego está al borde de la extinción. Los abuelos son los que se han encargado de revivirla a través de sus nietos.
Si quieres conocer más sobre este juego, no te pierdas el documental “El tzum entre los totonacos de Puebla”. Dirigido por la arqueóloga mexicana Carolina Ramírez.