“No siendo rey, hacía más que si lo fuera, porque en todo el reino no se hacía mas lo que Tlacaélel decía”.
-Códice Ramírez.
Sacerdote, guerrero, político, economista y reformador del México prehispánico, Tlacaélel, autor de la grandeza y el esplendor que caracterizaron al Imperio mexica, es uno de los personajes más importantes de nuestra historia. Sin embargo, su nombre apenas es mencionado en los libros y su memoria se ha conservado gracias al esfuerzo de un puñado de cronistas que se resistieron al olvido de nuestra identidad ancestral. Es por eso que en Más México, te contamos quien fue Tlacaélel, el héroe anónimo que construyó un imperio.
¿Quién fue Tlacaélel?
Ya conocemos a los grandes héroes del mundo náhuatl: ¿Cuántas veces no hemos estudiado a Cuauhtémoc, el último tlatoani, o a Nezahualcóyotl, el rey poeta?, pero hay uno quizá aún más importante, y del que pocos saben. Tlacaélel, cuyo nombre significa “persona de generoso corazón”, vivió entre 1398 y 1487 –aproximadamente-, y fue el guía moral y espiritual de cinco gobernantes mexicas, así como de su pueblo. Ocupó diversos cargos, pero el más importante de ellos fue el de Cihuacóatl, el sumo sacerdote y consejero del tlatoani, puesto que nunca aceptó debido a su firme convicción de que solo podría contribuir a la grandeza de México-Tenochtitlan guiando los pasos de su máximo regente.
El renacimiento del pueblo mexica
Durante mucho tiempo, Tenochtitlan estuvo sometida al poderío de los tepanecas, que gobernaban desde la ciudad de Azcapotzalco. Ante tal amenaza, y convencido de la gloria a la que estaba destinado el pueblo mexica, Tlacaélel concretó las alianzas necesarias con los diversos señoríos del valle del Anáhuac para reunir un poderoso ejército que él mismo comandó para marchar sobre Azcapotzalco. La victoria sobre los tepanecas suele considerarse como el inicio del esplendor mexica que, gracias a una serie de exitosas campañas militares dirigidas u organizadas por el Cihuacóatl, logró una expansión territorial sorprendentemente rápida, consolidando así su Imperio. Tlacaélel reorganizó la distribución y el trabajo de la tierra, el aparato jurídico, la administración tributaria, la cosmovisión mexica (instituyó a Huitzilopochtli como máxima deidad) y la política externa (gracias a él se consolidó la famosa “Triple Alianza”).
La reconstrucción de la identidad
Cuando el Imperio mexica alcanzaba su punto máximo de esplendor, Tlacaélel destruyó los códices que albergaban la historia de su pueblo, donde era descrito como frágil y mediocre, para sustituirla por la gloriosa historia que los tenochcas estaban escribiendo. Es por eso que su mayor aportación fue, sin duda, la reconstrucción de la conciencia histórica y de la identidad de los mexicas, de donde proviene la imagen que tenemos en la actualidad de nuestras raíces prehispánicas.
Tlacaélel: una batalla contra el olvido
Las primeras noticias que tuvieron los conquistadores sobre Tlacaélel, fueron negativas: los tlaxcaltecas (uno de los pueblos sometidos por los mexicas, y aliados de Hernán Cortés) le guardaban un profundo resentimiento al Cihuacóatl por lo que, naturalmente, sus informes sobre él nunca fueron buenos. Incluso hubo quienes aseguraron, como Juan de Torquemada, que Tlacaélel ni siquiera existió. Es sólo gracias a los cronistas mexicanos que sobrevivieron a los primeros años de la conquista espiritual e ideológica, que conocemos la verdadera importancia que el gran Cihuacóatl, Tlacaélel, tuvo para la historia del México antiguo, y que pervive hasta el día de hoy.
¿Será que los conquistadores quisieron arrancar a Tlacaélel de la memoria de nuestros antepasados, o tergiversar su imagen por temor a que sirviera de ejemplo para recordar el antiguo esplendor de la gran Tenochtitlán?