Sarah Jiménez fue una de las más importantes artistas visuales durante la época postrevolucionaria
Existen períodos e la historia tan importantes, que el haberlos documentado causó un impacto positivo en el conocimiento de nuestras circunstancias. Por supuesto, uno de ellos es la Revolución Mexicana. Y en este caso, en una era donde las fotos eran difíciles y no había medios digitales inmediatos, todo lo que se ha conservado de estos hechos es increíblemente valioso. Lamentablemente, poco se habla del período posterior a la guerra y sus repercusiones en los habitantes de un país. Por eso, hoy te contaremos un poco acerca de Sarah Jiménez Vernis y la importancia de su trabajo.
Sarah Nació el 3 de febrero de 1927 en Piedras Negras, Coahuila. Su padre era médico militar, y formó parte de las filas de Venustiano Carranza. Más adelante, el Doctor Jiménez auxilió también a Álvaro Obregón en aquélla ocasión en la que una explosión le voló la mano en 1915. Si bien Sarah en aquél entonces todavía no llegaba al mundo; el impacto de la guerra y del incidente con Obregón -que sería asesinado en 1928- sin duda impactaron a su padre enormemente.
Por todo esto, Sarah creció empapada del nacionalismo y la ideología constitucionalista. Sin embargo, a temprana edad descubrió su pasión por el arte, en específico por la música y el dibujo. Esto le ganó el apodo de Pintora de Ollitas de parte del Dr. Jiménez.
A los 23 años ingresó a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. Fue alumna de Santos Bolmori y Fernando Castro Pacheco. Mientras tanto, compartió el aula con compañeros como Leopoldo Méndez y Andrea Gómez.
Su carrera estuvo llena de grandes logros artísticos. Participó en la creación del mural de la Escuela Belisario Domínguez. En 1953, ingresó al Taller de Gráfica Popular, en donde se enfocaban principalmente en los grabados. Fue allí donde descubrió su especialidad. Gracias a sus obras fue invitada a exponer su trabajo en diversos países como Yugoslavia, Cuba, Chile y muchos otros.
Igualmente, Sarah Jiménez fue maestra de arte en diversas instituciones, actividad que dio por terminada en 1989. Sin embargo, continuó en la Ciudad de México, viviendo cerca del Monumento a la Raza hasta que falleció en el 2017, a los 90 años de edad.