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San Juan de Ulúa, lugar de mitos y leyendas

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El fuerte de San Juan de Ulúa se ubica en una isla frente a las costas del golfo de México en la ciudad y puerto de Veracruz. Es considerada como una de las construcciones con más historia del estado. Además de ser conocida como una temida prisión, esta fortaleza ha sido cuatro veces heroica para nuestro país.

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Lugar con magia

San Juan de Ulúa defendió la soberanía nacional en cuatro ocasiones. La primera en 1825, cuando se rindieron las últimas tropas españolas. Después en 1838, cuando atacaron las tropas francesas durante la Guerra de los Pasteles.

San Juan de Ulúa
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En 1847 ofrecieron resistencia contra las tropas estadounidense durante la Guerra de Intervención. Finalmente en 1914 durante el desembarco de las tropas estadounidenses.

La construcción de este fuerte se planeó desde que Hernán Cortés comandaba las fuerzas españolas. La idea original era defender la Nueva España de los ataques piratas de la época.

En la actualidad San Juan de Ulúa es un museo  que alberga un sinfín de historias y leyendas. En 1962 se le nombró como monumento histórico y, de acuerdo al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), está entre los museos más visitados de México.

Lugar de mitos y leyendas en San Juan de Ulúa

Existen muchas historias populares sobre este lugar. Las más comunes hablan sobre los prisionero célebres como Fray Servando Teresa de Mier o los hermanos Flores Magón. Sin embargo, las historias más contadas sobre San Juan de Ulúa son las de Chucho “El roto” y la mulata de Córdoba.

Jesús Arriaga, mejor conocido como Chucho “El roto”, fue un famoso ladrón quien, según cuentan, solía lo robar a los ricos ayudar a los pobres (como Robin Hood). A este bandolero se le apodó “El roto” porque vestía de forma elegante, y así es como se les llamaba a los adinerados de la época.

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Este singular personaje escapó en varias ocasiones de la cárcel saltando al agua y nadando en medio de tiburones. Sin embargo, su destino se selló en la misma prisión y murió en ella en 1894.

Por su parte, la mulata de Córdoba, era una mujer de origen mulato a la que se acusó de hechicería, cuyo nombre era Soledad. Luego de ser condenada por la inquisición, su ejecución era inminente.

Sin embargo, la noche previa a su ejecución, dibujó un barco en la pared de su celda con un trozo de carbón, para después abordarlo y escapar navegando de la prisión.

FOTO PRINCIPAL: JUAN REY CASAS