Mucho se ha escrito en los últimos días sobre la propuesta de López Obrador de someterse a una consulta pública a la mitad de su gobierno, en la que se indagará sobre la revocación de su mandato.
Esta medida ha sido duramente criticada por la oposición y diversos medios de comunicación, ya que la consideran como una simple estratagema para validar sus decisiones y conseguir un gran apoyo popular que le permita certificar su poder. Así se pondría en un escenario que le permitiría sentirse con la legitimidad de modificar la constitución para abrir la puerta de una posible reelección.
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Un manifiesto de dos aristas
Ante las duras críticas y las sospechas provocadas por esta propuesta, el presidente se vio en la necesidad de firmar un manifiesto. En él se comprometió a no buscar la reelección y volvió a expresar que él se considera maderista, y por lo tanto tiene claro la máxima de “Sufragio efectivo, no reelección”. Si bien es cierto, que este manifiesto firmado no es vinculante, si se puede tener en cuenta como una declaración de intenciones. Lo anterior sirve para rebajar la tensión y las suspicacias levantadas con su propuesta.
Otra de las hipótesis que se están manejando, es que se pretende utilizar el gran apoyo que tiene el presidente de cara a las elecciones del 2021. Para esta fecha se plantea realizar esta consulta, en las cuales se elegirán 13 gubernaturas, diputados y presidentes municipales. Es probable que la estrategia del gobierno sea utilizar la consulta sobre la revocación de mandato como un activo y que López Obrador haga campaña. Esto no solamente por el respaldo a su gobierno, sino también por los candidatos de Morena que se presenten, Así se capitalizaría la buena imagen que tiene para poder refrendar su poder en todo el país y gobernar con mayor tranquilidad.
Ejercicios anteriores
Es importante recordar que López Obrador se sometió en dos ocasiones a la consulta pública para revocar su mandato. Ambas como Jefe de Gobierno del Distrito Federal. La primera fue en diciembre del año del 2002. En esa ocasión participó el 10% del padrón electoral y la segunda vez fue en el año 2004, en la cual la participación se redujo y solo asistió a votar el 7% del padrón. En dichas consultas el resultado respaldó por amplia mayoría su gobierno.
Aún quedan muchas cosas por definir sobre esta posible consulta de revocación de mandato. Resultaría muy interesante que se revisara muy bien la medida y dejar estipulado por ley la manera en la que se va a realizar. Por ejemplo: ¿Cuándo se llevaría a cabo? ¿Quién sería el encargado de realizar la consulta? ¿Qué porcentaje del padrón sería suficiente para que fuera vinculante? ¿Qué pasaría en caso de que el presidente perdiera la votación?
Estas medidas le darían un verdadero sentido al ejercicio que se plantea realizar y arrojaría una respuesta diáfana sobre lo que se está consultando.
La revocación de mandato puede ser una buena estrategia del gobierno para contar con una mayor popularidad, certificar su poder y justificar sus acciones de gobierno con el apoyo de la ciudadanía. Pero al mismo tiempo, si se realiza de una forma correcta y es vinculante, es un mecanismo que puede enriquecer la democracia. Así se le devuelve a la ciudadanía la capacidad de decidir sobre si el presidente está gobernando de forma correcta y, sobre todo, si sigue contando con la confianza de la ciudadanía para dirigir el rumbo del país.