Pedro Ortega Lozano es un hombre que ha dedicado gran parte de su vida al papel picado. Y su talento en este noble oficio ha sido reconocido internacionalmente. E inclusive es considerado como uno de los Grandes Maestros del Arte Popular. Y es que cada una de sus creaciones posee una magia especial, inspirada completamente en nuestras raíces.
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El artesano del papel picado
Don Pedro es originario del barrio de la Asunción, en Tláhuac, Ciudad de México. Y su vida gira en torno a la difusión de esta hermosa tradición que se remonta a los tiempos prehispánicos. También ha impartido talleres y puede hablar horas y horas de la historia del papel picado, la cartonería y las artesanías en México.
Desde muy pequeño lo atraían los colores y los adornos del lugar donde creció.
“Aunque no me heredaron el oficio mis padres, yo lo retomé de esa herencia cultural. Y es por eso que de chico me llamó mucho la atención cuando veía a los artesanos en el centro del pueblo haciendo algunas artesanías de este tipo para colgar o para adornar las fiestas. Y eso fue lo que me llamó la atención”.
Entonces empezó a elaborar papel picado para las fiestas. Pero cuando quiso salir a venderlo a la ciudad, se dio cuenta de que muchos también lo hacían. Así que pensó en darle un toque especial. Su nueva creación fue catalogada como papel fino, pues para elaborarlo utilizaba navajas muy finas y exactos.
Retablos coloniales
Otra de sus inspiraciones para sus piezas fue la arquitectura colonial y el estilo barroco. Cuando visitaba el Centro Histórico de la Ciudad de México, los detalles y ornamentación de los retablos lo atrapaban.
“Y empecé por allá por el año de 1992 a hacer un retablo con los materiales que tenía: cartones, cartulinas, hilos, papel, estaño. Con las acuarelas pintaba los personajes”.
Y en ese mismo año inscribió su retablo: “La fusión de las dos culturas” a un concurso. En él mostraba personajes y escenas de la conquista. Con ese retablo ganó el premio Nacional de Arte Popular y los pedidos comenzaron a llegar.
Técnica e inspiración
De este modo, logró resaltar lo mejor del papel picado en sus retablos. Principalmente, los temas que elige son sobre la cultura popular, mitos y leyendas de su pueblo. Pero hay un personaje muy especial para Don Pedro, la sirena. La leyenda cuenta que se apareció en el siglo XIX y la rescató un hombre.
“Aquí no la trato clásicamente, que cantaba y mataba a los hombres. Aquí la tratamos de otra manera, incluso la hago un personaje de mis retablos, la visto de novia, la pongo de tehuana. En fin, desarrollo una serie de cosas que se me van ocurriendo con ese personaje”.
En sus piezas predomina el pensamiento ancestral. Así como la dualidad del día y la noche, la vida y la muerte, lo oscuro y lo claro. Si pudiéramos resumir cuáles son sus claves para el éxito, serían la técnica, los materiales y la imaginación. Y es que la inspiración le llega por todas partes, de cualquier situación o persona.
Con tantos años de trabajo, Pedro Ortega sabe que el secreto está en amar lo que se hace y hacer lo que se ama.
“La mayor satisfacción es hacer mi trabajo cotidianamente y que lo disfruto porque lo hago con pasión, con disciplina y cada día trato de ir mejorando lo que hice un día anterior. Creo que lo que hago hoy lo he disfrutado”.
Sus artesanías en el mundo
Su trabajo como artesano es reconocido nacional e internacionalmente. No sólo con espacios en exposiciones permanentes o temporales, sino también con nombramientos de parte de algunas instituciones.
Después de ser Premio Nacional de Arte Popular, en 1995 ganó el premio de arte popular del Distrito Federal. Además, ha sido jurado de concursos nacionales e invitado especial en el Mercado de Arte Popular de Santa Fe.
Actualmente podemos ver algunas de sus piezas en una exposición en el Palacio de Iturbide. Están en una gran exposición de arte popular mexicano que celebra Fondo Cultural Banamex.
Lo que no se ve
Pero, a veces en México el trabajo de los artesanos no es tan valorado y caemos en una “cultura del regateo”.
“Cuando dicen eso creo que no están valorando todo el bagaje cultural, técnico, tecnológico, sensible que hay detrás de cada trabajo. Por lo cual nos falta información para valorar eso que no se ve y pagar su justo precio por alguna pieza o trabajo”.
Y es que no sólo es el producto, sino un trabajo de días, semanas y hasta meses. Es un proceso que va de la imaginación a los bocetos o planos; de la elección de materiales a la elaboración. A veces hay errores y hay que volver a empezar. En ocasiones hay que ingeniárselas para elaborarlo de la mejor manera. Pero al final, el resultado es increíble, los detalles, la combinación de colores… se siente el encanto en cada pieza.
Don Pedro, el enamorado de México
Para Don Pedro, el papel picado es parte de su historia de vida, su pasión. Y es su forma trabajar por un mejor país.
“Quisiera un México más justo en dónde se valorara toda esa cultura que tenemos. En donde hubiera seguridad, donde nuestros jóvenes tuvieran un futuro muy prometedor. En donde tuviera trabajo todo mundo, ese es el México que desearía yo”.
Él está enamorado de nuestro país, lo refleja al hablar de su historia, al describir a los mexicanos:
“Somos un pueblo alegre, responsable, somos un pueblo que tenemos una cultura ancestral envidiable. Decía Don León Portilla: ‘nosotros somos uno de los países que tenemos más costas, más naturaleza, muchísimas cosas’.
Así, Pedro Ortega contribuye, desde su oficio, a la difusión y conservación de nuestras tradiciones. Y nosotros estamos orgullosos de su trabajo.
Si quieres adquirir una de sus piezas llama a su taller: 55 58 42 91.