El día de los inocentes es sin duda una de las fechas más divertidas de la temporada navideña. Entre bromas y chistes de todo tipo, es un día en el que se vale vacilar y que te vacilen. Sin embargo, su origen y su significado son muy lejanos a lo que representa el festejo actual, ya que conmemora un acontecimiento muy triste, tan antiguo como la propia Navidad, y que vale la pena recordar. Es por eso que hoy en Más México, te compartimos el origen y el significado del día de los inocentes:
La matanza de los inocentes
El día de los santos inocentes tiene su origen en los días inmediatamente posteriores al nacimiento de Jesús, en la que hoy es la ciudad palestina de Belén. Los únicos datos de que disponemos al respecto se encuentran en el Nuevo Testamento, más específicamente en el Evangelio de San Mateo. Aquí, se relata que el entonces rey de Judea y Galilea (nombre histórico del actual territorio de Israel), Herodes I “El Grande”, recibió la visita de algunos hechiceros o “magos” procedentes del oriente que interpretaron la aparición de una nueva estrella como una premonición: el verdadero rey de los judíos estaba a punto de nacer. Herodes, hombre sumamente supersticioso, preguntó la ubicación del “usurpador” de su trono: “Belén”, le respondieron.
De inmediato, el rey Herodes ordenó el asesinato de todos los bebés menores de dos años de aquel poblado, para evitar que dicha profecía se cumpliera. Existen diversas versiones de cómo fue que Jesús sobrevivió a esta matanza, entre ellas la de la aparición de un ángel que previno a María y a José sobre las intenciones de Herodes, o la de que José escuchó cómo los soldados se rumoreaban sobre las órdenes del rey.
¿Por qué se llamaron “los inocentes”?
Este suceso se conmemora como uno de los más tristes para la fe católica: la matanza de los santos inocentes, llamados así por el simple hecho de que a tan temprana edad no podía habitar pecado alguno en ellos, además de que no tenían ninguna culpa de que su nacimiento haya coincidido con el anuncio de la profecía; de éste modo, se decidió guardar luto por las almas de los inocentes durante la semana posterior a aquella en que los magos hicieron su aparición en el palacio del rey Herodes (tradicionalmente los primeros días del mes de enero).
¿Por qué se conmemora el 28 de diciembre?
Alrededor del siglo VII u VIII, se originó en Europa una peculiar celebración: “La Fiesta (o el Festival) de los locos”, que se llevaba a cabo durante la última semana del año viejo y la primera del nuevo (ajustado a nuestro calendario actual), es decir, entre la Navidad y el día de Reyes. Evidentemente, esta “Fiesta de los locos” estaba fuera del control de la Iglesia Católica: todo exceso era bienvenido y, por ende, todo aquello condenado por el cristianismo era realizado incluso al interior de las iglesias.
Fue hasta el siglo XII que el Vaticano tomó cartas en el asunto e instauró el 28 de diciembre como el Día de los Santos Inocentes, para guardar luto y así contrarrestar el caos de la “Fiesta de los locos”, que no fue erradicada por completo hasta bien entrado el siglo XVI; sin embargo, algunas personas tanto del clero como del pueblo conservaban ciertas costumbres del festival de los locos, particularmente las bromas a los más despistados. Es por tal motivo que el día de los santos inocentes derivó de la fusión entre la tradición cristiana y la ‘pagana’, en la que sí se guardaba el luto reglamentario, pero tampoco se desperdiciaba la ocasión para jugar una que otra “inocente broma”.
El día de los santos inocentes en la actualidad
Hoy en día, la conmemoración de los santos inocentes ya no tiene el efecto de luto y reflexión por el que originalmente se había creado; salvo por la comunidad estrictamente eclesiástica, en todo el mundo de habla hispana, el “día de los inocentes” es el pretexto perfecto para ‘cotorrearse’ al vecino, al amigo y a toda la familia ¡Es por esto que hay que andar bien a las vivas en esta fecha! No vayas a prestar dinero, ni creas todo lo que veas en las redes sociales, y cuídate hasta de tu sombra… no vaya a ser que te apliquen el clásico “Inocente palomita que te dejaste engañar… sabiendo que en este día no debes confiar”.