A partir de la evangelización de la Nueva España se edificaron iglesias, templos y diversas congregaciones se internaron entre los indígenas. De ellas destacan las Misiones franciscanas en la Sierra Gorda de Querétaro, unidad arquitectónica que la UNESCO reconoció como Patrimonio Mundial.
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Misiones franciscanas, testigos de la evangelización
Estas misiones novohispanas se fundaron en el siglo XVIII, entre 1750 y 1770, durante la última etapa de evangelización. En total son cinco:
• Santiago de Jalpan, la primera en construirse.
• Nuestra Señora de la Luz de Tancoyol, la más pequeña de todas.
• Santa María del Agua Landa, dedicada a la Virgen de la Inmaculada Concepción.
• San Francisco del Valle de Tilaco, con la fachada más pequeña de las cinco misiones.
• San Miguel Concá, su fachada es la más elaborada.
Como se construyeron en la misma época y por la misma congregación, poseen un estilo similar. Todas cuentan con capillas posas, un atrio con una cruz al centro, una capilla abierta y una fachada barroca. Por supuesto, también tienen imágenes y escudos de San Francisco de Asís, fundador de la Congregación.
Otra característica de estos recintos franciscanos es que se construyeron entre los frailes y los indígenas. Por otro lado, fueron un referente para continuar la evangelización y colonización de California, Arizona y Texas. Gracias a ellos, puede conocerse más acerca de la evangelización en la Nueva España.
Criterios para que fuera patrimonio mundial
Así, las misiones franciscanas de las Sierra Gorda de Querétaro entraron a la lista de la UNESCO en 2003. Y se encuentran en la categoría de monumentos. De acuerdo con la organización, hay varias razones por las que se convirtieron en Patrimonio Mundial.
En primer lugar, porque las misiones son testigo del importante intercambio de valores durante el proceso de colonización.
Gracias a su singular belleza e importancia histórica, llama la atención de turistas regionales y nacionales. Y hoy son un legado franciscano digno de admirar.