¿Sabías que es un instrumento alemán?
Aunque suele pensarse que el organillo es un instrumento mexicano, pocos saben que su origen es alemán.
Con un sonido muy peculiar, se trata de una caja de madera con manivela y puntillas de bronce.
El organillo es uno de los instrumentos más populares en las plazas y avenidas de México.
Este instrumento se popularizó en el país a finales del siglo XIX, cuando algunas familias alemanas se instalaron en México.
Entre estas familias migrantes, se encontraban los dueños de la casa de instrumentos musicales Wagner y Levien.
Esta reconocida marca de pianos tenía entre sus productos los organillos, los cuales se rentaban a las personas que quisieran ganar un poco de dinero tocando en las plazas públicas.
Años más tardes, Pomposo Gaona, cuyo padre fue directo de la Sinfonía de Guanajuato, adquirió más de 200 organillos que le dieron identidad a este país.
Sus descendientes continuaron con la tradición y le añadieron melodías mexicanas.
Aunque fueron algunos empresarios, circos y ferias los que compraron los primeros organillos en México, no fue sino hasta el Porfiriato estos se volvieron populares.
Los organilleros comenzaron a desplazarse por todas las calles.
Sin embargo, la tarea no era nada fácil pues el peso de los organillos es de hasta 60 kilos.
Cada melodía esta grabada en 1200 puntillas y un cilindro puede tocar ocho piezas, es decir 9600 puntillas.
Las cajas tienen un trabajo fino artesanal, pues están chapadas y barnizadas e incluso decoradas con flores.
Su uniforme es parecido a los uniformes del ejército de Pancho Villa.
Se dice que un organillero acompañaba a las milicias para animaras en cada batalla.
A pesar de que en la actualidad ya no se fabrican organillos, en México y su gran número de piezas, se ha conservado esta tradición.