Investigadores del Instituto de Química de la UNAM estudian las propiedades médicas del laurel mexicano (litsea glaucescens) en el tratamiento de la depresión y la ansiedad, así como sus efectos en el funcionamiento del sistema nervioso central.
El científico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ricardo Reyes Chilpa, recordó que desde antes de la llegada de los españoles, en México-Tenochtitlan se trataban algunas enfermedades del sistema nervioso central con plantas.
Mencionó que la medicina tradicional mexicana ya trataba los padecimientos relacionados con “los nervios”, caracterizados por un estado de inquietud o malestar físico y mental que impide realizar las actividades cotidianas.
En la Gaceta Digital de la UNAM, el experto refirió que de las casi cien especies de plantas que la gente usa en México para tratar problemas de este tipo, sólo algunas son conocidas y muy pocas han sido estudiadas y comprobados sus efectos.
Señaló que ciertas plantas, como las hojas de naranjo, la flor de tila, la damiana, la valeriana, la ruda y el toronjil son empleadas para atender padecimientos de carácter nervioso.
Sin embargo, resaltó que se ha encontrado que el laurel mexicano tiene efectos en la actividad antidepresiva en modelos experimentales con ratones, lo que podría ser una potencial fuente de compuestos con actividad en el sistema nervioso central.
Detalló que en México hay siete especies de laurel, aunque sólo dos son más utilizadas pero como condimentos, pues se vende junto con el tomillo y la mejorana en manojos de hierbas de olor para dar sabor a los alimentos.
“Ahora bien, lo que muchas personas no saben es que tiene usos medicinales relacionados con enfermedades nerviosas”, añadió el científico, quien comentó que antes de la colonización, el laurel mexicano era conocido como ecapatli y sólo se ocupaba en medicina.
“Es posible que su utilización en la cocina haya sido un aporte de los europeos (…) La composición química del aceite esencial de litsea glaucescens es similar a la del laurel europeo, con sabor y olor semejantes. Por ello pienso que fue rápidamente incorporado a la gastronomía mestiza”, anotó.
Reyes Chilpa indicó que junto con otros investigadores ha estudiado la distribución taxonómica e implicaciones etnobotánicas del laurel y la posible actividad antidepresiva del aceite esencial de las hojas de litsea glaucescens.
Esta planta sí tiene efectos antidepresivos y ansiolíticos y es posible que sus principios activos, el linalool y el beta-pineno, “quizás ejerzan su acción antidepresiva a través de la vía monoaminérgica”, finalizó el especialista.