Sabemos que nuestra ciudad está construida sobre vestigios. Y miles de descubrimientos prehispánicos suceden gracias a las excavaciones y construcciones que hoy nos rodean. Sin embargo, muchos de ellos se dieron en las líneas del metro. ¡Sí, en el metro! Cuando los ingenieros planeaban alzar una de las redes de transporte público más grandes del mundo.
El inicio de una red moderna y arqueológica
La ceremonia del inicio de los trabajos la encabezó Alfonso Corona del Rosal, regente del entonces Distrito Federal, el 19 de junio de 1967. Pero en el camino, los trabajadores se encontraron con vestigios ancestrales nunca antes vistos.
Uno de los descubrimientos más grandes fue la pirámide de Ehécatl, dedicada al dios del viento. Ehécatl fue uno de los dioses principales de la creación y héroe cultural en las mitologías de creación del mundo.
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Este basamento data del año 1400 se encontró en lo que ahora es el transborde de la estación Pino Suárez. Y si has pasado por ahí, seguramente lo has visto. Para no construir sobre él, acomodaron el proyecto a su alrededor, otorgándole un espacio visible para todos.
“Miles de objetos se lograron rescatar para su registro, catalogación y estudio, los cuales se depositaron en el Museo Nacional de Antropología, aumentando considerablemente la cantidad de piezas arqueológicas de la cultura mexica”, expresó Raúl Arana, arqueólogo que a mediados del 2009 dirigió la restauración de la “Pirámide de Pino Suárez”.
Otro de los hallazgos que detectó el INAH en la construcción del metro fue el Hombre del Metro Balderas. Se trata de un cráneo que, según los investigadores, tiene más de 11 mil años de antigüedad. Y, a pesar de que se halló aquí, actualmente se encuentra en el Instituto.
Piezas encontradas en las líneas 1 y 2
Más tarde, la Coatlicue del Metro, que en realidad es Tlaltecuhtli, la diosa de la Tierra, fue otro de los objetos que se encontró. Sólo que, a diferencia de los otros, la diosa mide casi un metro de altura y pesa 500 kilogramos.
No se sabe con exactitud cuántos objetos se encontraron, pero según el arqueólogo Raúl Arana del INAH, se recuperaron más de 13 mil piezas. Donde hubo más objetos fue en la línea que cruza el Centro Histórico, pues como recordarás en esa zona estuvo ubicada la gran Tenochtitlán.
“En especial la construcción de las líneas 1 y 2, por ser aledañas a la zona que en la actualidad está decretada como Centro Histórico, fueron los que nos dieron mayor cantidad de piezas arqueológicas, restos de construcción y materiales de todo tipo, así como el proceso de hundimiento de esta parte, desde los primeros asentamientos hasta la actualidad”, explicó el arqueólogo Raúl Arana.
¿Has visto estos descubrimientos?
Foto principal: MXCity