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La leyenda del autobús en el Estado de México

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Si te encuentras pidiendo un aventón en la carretera piénsalo dos veces porque está historia te dejará helado.

Esta historia se desarrolla en la carretera de Toluca a Ixtapan de la Sal, un camino que se consideraba peligroso por estar rodeado de un precipicio bastante profundo. Una noche, el autobús numero 40 era el ultimo viaje del día, la mayoría de los pasajeros se dormirían puesto que era un viaje nocturno. Él único que estaría atento al camino sería el conductor.

A medio tramo de carretera el clima comenzó a ponerse difícil al iniciarse una gran lluvia. Pasando las curvas Calderón, el conductor sabía que era un camino estrecho, pero debido a la llovizna se torno algo peligroso. Los pasajeros se despertaron por la velocidad tan incontrolable que el autobús tomó. El conductor les informo desesperado, que se trababa de la falla de los frenos y no podía detenerse. En cuestión de segundos el autobús cayó al precipicio e inmediatamente comenzó a incendiarse, sin dejar a un pasajero vivo.

Tiempo después se vio la aparición de un autobús sospechoso o al menos eso fue lo que habitantes cercanos comenzaron a ver este modelo antiguo aunque en buen estado y transportaba a personas bien vestidos que estaban despiertos, pero nunca decían una palabra. Se decía que este transporte recogía a la gente que se encontraba pidiendo viajes, pero en su ruta nunca llegaba a la terminal, tan sólo el conductor se paraba en un sitio y decía “Baja ahora, y no te gires antes de que cierre o jamás dejarás este autobús“.

Quienes obedecían solamente escuchaban el rechinar de la puerta al cerrarse y el motor que arrancaba. Aquellos que la curiosidad les llamó, al voltear veían un autobús hecho pedazos, dentro de éste podían ver los esqueletos calcinados y cuerpos descarnados. Al violar la regla del chófer, esa persona sería un pasajero más de aquel autobús tétrico.