Recuerdo que la primera vez que vi un autocinema fue en la película de “Vaselina”, historia protagonizada por John Travolta y Olivia Newton. sin embargo, la historia de estos lugares se remonta a la década de los años 20, cuando en Texas, se ofrecían funciones de cintas mudas; sin embargo, fue hasta 1932 que se patentó el sistema de autocinemas y cuando el mundo conoció por primera vez la experiencia de ir al cine en la comodidad de tu auto. Pero, ¿cuándo llegó este atractivo a México?
La llegada del autocinema a México
En México tardaron en llegar más de 20 años. Los autocinemas no llegaron sino hasta 1950 con el Autocinema Lomas, el primero en abrir sus puertas el 2 mayo de ese mismo año. Se vendían como el primer autocinema en América Latina pero que no estaría sólo por mucho tiempo ya que también abrieron sus patios a los automóviles los autocinemas Lindavista, Del Valle y el Satélite, siendo este último uno de los que más mantuvo sus actividades, desde su inauguración en 1959 y hasta su cierre en la década de los noventa.
Así como en los cines actuales, los precios variaban según la zona en la que se encontraba el autocinema. El Autocinema Lomas era el más caro de aquel entonces ya que cobraba 8 pesos por pareja, por cada adulto extra en el carro eran dos pesos más y por cada niño, un peso más. Aunque esta nueva forma de entretenimiento llegó en los años 50, fue una década después cuando se consolidó en nuestro país. Aunque en Estados Unidos rompió la forma de consumir las películas al existir cerca de 4 mil autocinemas en todo el país.
Una gran experiencia
Las visitas a los autocinemas no sólo te llevaban a ver una película de Disney o que estuviera de moda en ese momento, sino que también te llevaba a disfrutar de grandes botanas durante la proyección, en algunos autocinemas de México la experiencia se acompañaba de filete, pollo a la parrilla, empanadas, mariscos y helados. Además, para quienes construían estos lugares, todo debía de estar acomodado de la mejor forma para que 750 coches disfrutaran de una gran función ese día. Primero el acceso, después la taquilla y posteriormente las rampas para acomodar todos los carros y que estuvieran distribuidos en los patios.
La nostalgia del negocio
Con los avances de la tecnología como la televisión a color, este negocio empezó a cerrar sus puertas en los noventa y en el inicio de una nueva era ya no había rastro de autocinema alguno en México, sin embargo, la nostalgia siempre gana y fue así como en el 2011 regresaron los autocinemas a la ciudad gracias al Autocinema Coyote, el cual tiene actualmente dos sedes en la metrópoli: en Insurgentes Sur y en Polanco. No dejes de vivir esta experiencia y conócelos.