La Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM recibió la más grande acreditación por parte del Consejo de Educación de la Asociación Americana de Medicina Veterinaria (AVMA, por sus siglas en inglés) gracias a su calidad y excelencia en esta disciplina.
Con esta acreditación logra posicionarse dentro de las 50 mejores escuelas y facultades del mundo. Y la única que lo ha alcanzado a nivel Latinoamérica. ¿Las razones? Simplemente por tener una gran calidad de investigación, docencia, extensión de la cultura y formación sus alumnos.
La AVMA es el organismo a cargo de las escuelas de veterinaria y cuenta con más de 112 años de experiencia en la evaluación de programas de veterinaria. Entre los principales puntos a evaluar están la organización, instalaciones físicas, equipamiento. También los recursos clínicos, recursos de información, estudiantes, docentes, y planes de estudio. En total son 11 los rubros que deben cumplirse para poder obtener la acreditación.
El rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, mencionó que es la segunda vez que se recibe esta acreditación tan importante. Mientras que, el director de la FMVZ, Francisco Suárez Güemes, señaló que adquieren un mayor compromiso de seguir esforzándose con las futuras generaciones para conservar el liderazgo.
Entre las mejores del mundo
Entre las escuelas acreditadas por la AVMA se encuentran 30 de Estados Unidos, cinco de Canadá y otras universidades de Londres, Glasgow, Irlanda, de Australia y de Francia.
El presidente electo de la Asociación, John Howe, indicó que la UNAM es un importante impulsor de temas como la salud. La resistencia microbiana, el bienestar de los animales y la diversidad.
Fotos: DGCS UNAM
Con esta acreditación, los egresados de la UNAM podrán entrar a posgrados o ejercer su profesión temporal o permanentemente en Estado Unidos y Canadá.
Felicitaciones a la UNAM, a sus profesores, alumnos y a toda la comunidad por seguir poniendo en alto el nombre de nuestro país en estas áreas de la ciencia gracias a su esfuerzo y empeño. ¡Qué gran responsabilidad!