Curación: Noel Contreras
El público que asiste y los miembros de los grupos danzantes de la Fiesta de la Guelaguetza coinciden que este espectáculo, festividad, es incomparable, y se sienten orgullosos de poder ser parte de ella.
La docente oriunda de Monterrey, Nuevo León, Ana María López Gutiérrez, lleva algunos días en la capital de Oaxaca, donde ha visitado la arqueología que tiene para ofrecer dicho lugar. Además coincide que la Fiesta de la Guelaguetza es incomparable. También piensa conocer la gastronomía, asistir a los diferentes eventos que se llevan a cabo. Además, en caso de poder, se permitirá ir a dar un paseo por las playas que este hermoso estado tiene para ofrecer.
En tanto, Blanca Pedril, de Los Cabos, Baja California Sur, resaltó que Oaxaca tiene una calidez inigualable, “Qué manera de abrazar tiene Oaxaca, muchos queremos que nos abrace”.
Cuando ingresó al Auditorio Guelaguetza sintió una profunda emoción y orgullo de ser mexicana, pues nunca antes había visitado este sitio.
“Ver a estos jóvenes interpretar sus danzas, tradiciones es la mejor manera de vivirlas, porque las vives con ellos, te conectas con esa espiritualidad que ellos emanan”, dijo.
Oscar Jiménez Morales, quien fuera el interprete del baile de los Tliches, además de ser miembro de la delegación de Putla Guerrero, Oaxaca, dijo sentirse orgulloso de poder compartir el folclor que su comunidad posee.
Detalló que su vestimenta, que consiste en retazos de tela, una máscara y un gran sombrero de palma, se remonta a épocas pasadas, cuando las personas hacían su ropa con retazos viejos y la pegaban sobre una playera para salir disfrazados en el carnaval, de ahí, dijo el nombre de tiliches.
Por otra parte, el señor Luis Olivo Carrasco, de 67 años de edad, es representante de Santigo Juxtlahuaca, Oaxaca. Ha presentado la Danza de los Rubios en el Auditorio Guelaguetza durante 18 años consecutivos. Un claro ejemplo de que la edad no es obstáculo para realizar lo que se quiere.
El amor por su cultura nació gracias a su tío, quien fuera el encargado de transmitirle la cultura. Ahora él quiere seguir los pasos de su tío, y heredar el amor por su cultura a sus hijos. Explicó la historia de la danza, de la cual es participe, y que proviene de la región Mixteca, denotando conocimiento total de ella.
Calificó como un honor portar su vestimenta, cuyo diseño y hechura tiene un costo promedio de 40 mil pesos, ya que son pieles de venado y chivo. La vestimenta consiste en espuelas, chivarras, sombrero de ala ancha, capulina de piel de venado, mascadas, chicote y máscaras labradas por artesanos natos de Juxtlahuaca.