Gracias a una investigación liderada por el FBI y la Embajada de Estados Unidos en México, regresaron dos piezas arqueológicas a nuestro país.
Estas piezas datan del periodo teotihuacano y forman parte importante de nuestro patrimonio cultural.
El sitio que estará a cargo de la conservación de las mismas será el Instituto Nacional de Antropología e Historia, y se buscará darles un lugar en el museo.
Toda una victoria
Las piezas devueltas son dos esculturas mesoamericanas y su hallazgo fue toda una travesía. Tras años de seguimiento fueron incautadas a un arqueólogo que se dedicaba a la venta y obtención ilegal de objetos de este tipo.
La colección descubierta comprende más de 42.000 objetos de distintas partes del mundo.
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“La entrega de estas dos piezas teotihuacanas tiene un doble simbolismo. Pues concreta la voluntad de México y Estados Unidos en el combate al tráfico ilícito de bienes culturales. Su recuperación también nos conduce a revalorar el legado de las civilizaciones que se asentaron durante siglos, en lo que hoy es nuestra nación”. Señaló la secretaria del INAH.
Los objetos se localizaron en Indiana, en el hogar de un coleccionista de nombre Miller. A lo largo de su vida participó en diferentes expediciones aprovechando la menor oportunidad para usurpar distintos objetos.
Miller murió en el 2015, pero dejó todo un catálogo de piezas arqueológicas ilegales, incautadas también por el FBI.
Más de 7.000 artefactos pudieron ser salvados y se espera que pronto regresen a su lugar de origen.
“En la década de los 60 y 70, Miller participó en excavaciones arqueológicas en México y Centroamérica. Y ahí es cuando aparentemente tomó los objetos, aunque aún no es claro dónde y cuándo los encontró”. Comentó el agente especial del FBI Edward Gallant.
Recordemos que el tráfico de artesanías es una de las más populares. Pues en cualquier parte del mundo goza de un alto poder económico. Su práctica se posiciona en el tercer lugar, sólo después de las drogas y armas.
Esperemos que todas las piezas regresen a su lugar origen, pues su pérdida es una historia que se queda sin contar.