El icónico edificio del Palacio de Hierro fue inspirado en tendencias mundiales, lo que le otorgó un nombre muy característico
La Ciudad de México es un lugar activo y bullicioso, donde no dejan de suceder cosas. Así ha sido desde hace muchos años; y prueba de ello probablemente sea la historia completa del Palacio de Hierro que se ubica en el Centro Histórico.
Todo comenzó alrededor del año 1885. En ese entonces, dos socios, dueños de las tiendas Fábricas de Francia, decidieron comprar el terreno que se hallaba en la calle de San Bernardo y Pasaje de la Diputación, que más tarde se llamarían 5 de febrero y Venustiano Carranza.
El objetivo era construir un edificio para albergar la más grande tienda departamental de México, única en su tipo. Inspirados en las grandes tiendas de Londres, y sobre todo, de Francia; ambos socios decidieron conformar parte de su estructura con hierro, en un guiño a la Torre Eiffel de París. Por supuesto, una construcción así, con sus cinco pisos, tomaría tiempo. Los transeúntes que pasaban advirtieron el inusual material y comenzaron a llamarlo Palacio de Hierro, pues se notaba que la fachada sería elegante y llamativa a pesar del metal.
Vista la popularidad con que se extendió el nombre, los socios decidieron llamar así a su futura tienda, que entró en funcionamiento en 1891. Aquí se implementó el final del regateo; que era una costumbre mucho más extendida que hoy en día. Los socios decidieron colocar un precio fijo para cada artículo para hacerlo más formal; de manera que esta costumbre de negociar el valor de las cosas disminuyó en gran medida.
Esta tienda también se caracterizó por las entregas a domicilio, que se realizaban en carruajes. Se dice que, si las personas compraban ropa o artículos considerados de luto, el envío se hacía en el momento. Si no era así, los empleados debían hacer la entrega el mismo día de la compra.
El nuevo Palacio
Lamentablemente, este histórico edificio sufrió un incendio en 1914. Aun así, los clientes podían seguir asistiendo y compraban en edificios de los alrededores o directamente en las fábricas. Debido a la Revolución Mexicana; la remodelación del lugar tuvo que posponerse varios años.
A un lado del edificio se encontraba el Pasaje o Callejón de la Diputación. Este pequeño pasillo se formó entre la tienda del Palacio de Hierro y un Liverpool que se encontraba justo a un lado. Sin embargo, en la década de los 30, tanto el edificio de Liverpool como el pasaje desaparecieron para que pudiera crearse la Avenida 20 de noviembre. Por la misma razón, el callejón de San Bernardo y el Portal de las Flores también fueron retirados. Sin embargo, el Palacio, ya renovado, permaneció; y continúa siendo uno de los puntos de referencia más reconocidos en la Ciudad de México.
Si te gustó leer sobre los edificios de épocas pasadas, te recomendamos leer sobre la leyenda de la Calle del niño Perdido, que seguro te pone los nervios de punta.