Ignacio de Jesús Chávez Salinas es originario de San Luis de la Paz, Guanajuato. Y a sus 24 años, se convirtió en Maestro Madonnari en Italia. Es decir, el mayor título en toda la competencia de pintura sobre suelo, con su reproducción de la pintura de “La Virgen de las Lilas”, de William Bouguereaou.
Sin embargo, su triunfo tiene una historia y nosotros nos dimos a la tarea de entrevistar al joven ganador, para develar todo lo que está detrás del mejor artista de la competencia en usar la técnica de gris y pasteles.
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Un destino inevitable
Desde los cuatro años, Ignacio comenzó a pintar copiando imágenes religiosas de una biblia que su madre tenía en casa. Por eso, desde un principio estuvo familiarizado con rostros, manos y todo lo que tenía que ver con anotomía humana.
Tan pronto, en el kínder, sus habilidades se hicieron visibles. Pues todas las maestras lo reconocieron por un dibujo del rostro de Cristo que dejó impresionado a todo el colegio. Fue entonces que su madre lo llevó a algunos cursos en Casa de Cultura, para desarrollar sus habilidades como dibujante.
Tomó clases de pintura de los 12 a los 14 años, todos los fines de semana, con el maestro Rafael Herrera López. Esto le dio las bases para el uso del color.
¿Artista o Ingeniero?
Pero conforme iba creciendo, tomar una de las decisiones que marcaría su vida profesional para siempre estaba cerca. Y cuando decidió lo que haría, Ignacio optó por ser artista. Esto por encima de alguna ingeniería, que, de alguna forma, en un futuro aseguraría una entrada económica de por vida.
A pesar del miedo que tenía por lo que el futuro le deparaba, decidió que su camino estaba en el mundo del arte. Pues era el espacio ideal para trascender a través de una acción que era su pasión.
Si bien, en su infancia, jamás pensó que se iba a dedicar a esto, las experiencias que tuvo a lo largo de su carrera. Y las personas que se cruzaron en el camino, le dieron las armas y lo nutrieron para seguir con su sueño. Una de las que más recuerda es a Rubén Maya, quien además de enseñarle grabado, le instruyó para forjar su carácter artístico.
Pero no sólo fueron personas quienes completaron su estilo. Sino también algunas obras importantes. Por ejemplo, la Transfiguración de Rafael Sanzio. La cual pudo ver gracias a la beca Santiago Carbonell, que lo llevo en 2016 a visitar algunos de los museos más importantes del mundo. En ciudades como París, Roma y Madrid.
¿Qué sentido tiene el título de maestro Madonnari en su vida?
Por supuesto que la competencia Madonnari le cambió por completo la visión artística, Ya que fue una de las experiencias más duras y fructíferas de su carrera.
Ser Maestro Madonnari era una de sus máximas metas, la primera vez que participó en un concurso de este nivel, se enteró que en Italia se llevaba a cabo el más importante a nivel internacional. Y cuando supo que varios mexicanos habían participado en este festival internacional, y hasta ganado, se lo trazó como una meta.
A pesar de los gastos casi imposibles que involucraba ir en esos momentos, cinco años después se volvió Maestro Madonnari. Pero llegar a ese lugar no fue nada fácil, pues el desgaste físico en la disciplina del madonnari se volvió real en cada paso de la competencia. Recordemos que esparcir el gis sobre el piso rugoso desgasta la piel de las manos. Y trabajar sobre el piso requiere posturas difíciles y prolongadas.
“El clima te fatiga, estar bajo el sol directo en Italia es un calor que jamás había sentido en mi vida. Además, ni siquiera podías tomar los gises porque te quemaban la mano. Llega un momento en que piensas, hasta aquí llegué. Pero al ver en donde estoy, lo contrarresto con esfuerzo”.
Máximo maestro
Ahora, el siguiente objetivo es ganar la categoría Máximo Maestro compitiendo con otros ganadores de su mismo nivel. De ser así y ganar, sería el primer mexicano y el más joven en conseguir el aclamado título.
Por último, el artista expresó lo importante que es ser mexicano:
“Estoy orgulloso de mi municipio, me han llegado un montón de felicitaciones en México y para mi significa una meta lograda. Estoy satisfecho. Pues, además, jamás falta un mexicano en estos concursos, y casi siempre son premiados. Hay muy buen nivel en nuestro país, los madonnaros mexicanos siempre sorprendemos en otras ciudades. Ser mexicano es un orgullo, su gente, su arte y su cultura son algunas de las cosas que siempre tendré presentes”.