En el municipio de Tlajomulco, Jalisco, al lado de la laguna de Cajititlán, existe una biblioteca en la que convergen siete etnias para organizarse y buscar un mejor porvenir. Se llama Cuexcomatitlán, y fue abierto por Elizabeth Valdéz. Quien decidió enseñar español y otras lenguas a niños del municipio jalisciense.
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Otomí, mixteco, maya …
En Cuexcomatitlán coexisten las lenguas otomí, mixteco, maya, purépecha, triqui, huasteca y wixárika. Valdéz pertenece a la comunidad otomí y su intención al fundar la biblioteca fue que los niños de la comunidad conozcan sobre otras culturas, aprendan otras lenguas e intercambien conocimientos.
“Cuando vieron que no hablábamos igual, se apartaban porque no se entendían. Poco a poco fueron juntándose, trataba de que hicieran un juego o leyeran un libro pero juntos. Ahora conviven mucho, ya saben qué etnia son y a veces comparten palabras, se ven como familia, siempre les he dicho que todos somos hermanos indígenas”, comentó Elizabeth a la Agencia EFE.
El intercambio cultural en Cuexcomatitlán inició como todo un reto. Según cuenta Elizabeth, en un principio había recelo ante las costumbres de los otros, y las etnias se segregaron. Sin embargo, la convivencia hizo que la adaptación se fuera dando de manera paulatina.
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Por su parte, Bruna Bautista, de ascendencia teenek o huasteca, habló de la integración y cómo el trabajo en conjunto logró la unión. “No estábamos acostumbrados a convivir con otras etnias. Sí fue difícil, pero de a poquito fuimos adaptándonos a ellos y también ellos a nosotros. Trabajando juntos y platicando sí se logró”.
En la biblioteca intercultural se intercambian conocimientos sobre artesanía. Como la técnica del telar de cintura otomí, de la que se realiza un taller semanal.
“Lo estoy enseñando para que nosotros no perdamos la costumbre del telar. Lo tenemos desde la abuela y eso es lo que somos siempre. Así yo lo puedo compartir con otra gente. Y aunque no sea la misma lengua, a mí me da gusto”, aseguró Alberta Aguilar Domínguez, maestra del taller de telar de cintura.
El objetivo principal del intercambio es que las nuevas generaciones entiendan que a pesar de las diferencias, entre todos los pueblos indígenas hay hermandad.