El genio de la pintura.
Rufino del Carmen Arellanes Tamayo, mejor conocido como Rufino Tamayo fue un gran pintor mexicano.
Nacido el 26 de agosto de 1899 en la Ciudad de Oaxaca.
Después de que sus padres se separaran, su madre comenzó a transmitirle la capacidad y sensibilidad para observar los colores y las formas de la tierra, pues ella era de ascendencia indígena y oriunda de Tlaxiaco.
A temprana edad, Rufino dejó claro que su pasión era el dibujo y las artes visuales.
En todo momento su familia lo apoyó y fue que, a tan sólo 16 años, ingresó a la Academia de San Carlos en la Ciudad de México.
Se dedico a recorrer los caminos del arte contemporáneo y a estudiar del arte popular mexicano.
A la par, fue titular del departamento de Dibujo Etnográfico del Museo Nacional de Arqueología de México.
Fue hasta 1926 que se llevó a cabo la primera exposición pública de su obra.
Gracias al éxito de su primera exposición, fue invitado al Art Center de Nueva York.
Y en la misma ciudad aceptó ser docente en la Dalton School of Art por 20 años.
Posteriormente, incursionó en el muralismo, pero fue muy criticado.
Lo anterior, debido a que desdeñaba las formas “superficialmente populares”, pues su estilo indígena ya pertenecía de manera natural a él.
Su objetivo era plasmar las raíces indígenas y el vínculo que existía con el México de su época.
Cabe resaltar que Tamayo, fue uno de los pintores que incursionó en plasmar la naturaleza muerta.
Gracias a su trayectoria, recibió distintos reconocimientos, entre ellos el Gran Premio de Pintura e la II Bienal de Sao Paola.
También, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y la Medalla Belisario Domínguez.
Un día como hoy, pero de 1991, debido a un infarto agudo, Rufino Tamayo perdió la vida.
Como conmemoración se realizó el Museo Tamayo de Arte Contemporáneo, donde también descansan sus restos.