Para los paladares más fuertes.
El aguardiente es una bebida alcohólica proveniente de la fermentación de una materia prima.
Sus sabores y aromas son originados gracias a la destilación y además proviene de multitud de ingredientes ricos en sacarosa, un elemento esencial dentro de su elaboración.
En la antigüedad ya se conocía el arte de la destilación, pues era usado en la perfumería.
El arte de destilar irrumpe en la cultura occidental de mano de la cultura árabe medieval a través de España.
Las referencias indican que se extendió por Persia, Siria, Egipto y Sicilia.
La expansión de sus dominios abrió canales comerciales que facilitaron la influencia de artículos, especies y costumbres propias entre Asia Meridional, sur y sureste de Europa, así como con el norte de África.
El aguardiente es una bebida alcohólica que no contiene proteínas, carbohidratos, grasas ni azúcares.
Contiene vitamina K y su contenido alcohólico se encuentra ubicado entre 29% y 60% , lo que la convierte en un licor potente
Existen diversos tipos de aguardientes.
Los simples:
Ron, Brandy, Whisky y Tequila.
Compuestos:
Anís, Benedictine, Strega y Absenta
El aguardiente, una vez definida de qué tipo se elaborará se procede a fermentar la materia prima.
De esta materia permitirá obtener los azúcares naturales, posteriormente, se procede a la destilación del producto.
Esta se realiza a través de la utilización de lo alambiques, preferiblemente de cobre, del que se impregna de sabor.
Después, se tiende a filtrar el licor obtenido ya que suele presentar un contenido alcohólico muy alto.
Se puede envejecer añejándolo, en las que se utilizan botellas vacías o barricas de roble.
Es así como el aguardiente forma parte de los licores destilados más famosos del mundo.
Desde hace miles de años acompaña la vida de quiénes prefieren disfrutar cualquier eventualidad con su sabor.