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Los Atlante de Tula: entre el misticismo y la profundidad de nuestra cultura

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Hacía tiempo que había escuchado hablar de unas piedras gigantes envueltas en leyendas y teorías que, aunque no estaban lejos de la Ciudad de México, lograr visitarlas parecía un misterio más. Con eso en la cabeza, me dispuse a conocer Los Atlantes de Tula. 

¿Cómo llegar?

Bien dormidos y desayunados, subí a la familia en un coche con algunas “provisiones” para el camino, tomamos periférico hacia Querétaro y empecé a leerles un poco de historia “extraoficial” del lugar al que iríamos a visitar. No habíamos ni llegado a la caseta (que por cierto cuesta $77.00 pesos) cuando ya se discutían en el coche diferentes teorías sobre esos  guardianes de piedra…

Pasando la caseta de cobro hay que seguir unos 10 minutos por la autopista a Querétaro y tomar a la derecha por la desviación que dice Tula – Refinería… Después de aproximadamente 30 minutos, esta carretera nos dejará en Tula.

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Hay que entrar al pueblo y seguir las indicaciones que dicen “Zona Arqueológica” para llegar sin problemas a las puertas de la que alguna vez sería la capital de los Toltecas; esta civilización prehispánica se dice,  conocía de astrología, matemáticas y ciencias ocultas. También se les conoce por ser el primer pueblo indígena que creía en el poder del mítico Quetzalcoatl que después fue adoptado por otras culturas como la Maya. Un pueblo que desapareció misteriosamente de la faz de la tierra…

¿Qué hacer y cuánto cuesta la entrada a Atlante de Tula?

La entrada a la zona arqueológica cuesta $65 pesos para el público general, hay descuentos para estudiantes y personas de la tercera edad y los niños no pagan. Acuérdate que Hidalgo es conocido por tener cielos muy “claros”, no olviden llevarse alguna gorra para cubrirse del sol ya que afuera del edificio de la entrada a la zona arqueológica no hay más sombra que la uno que otro cactus.

El paseo hasta los basamentos es muy bonito pero largo, aunque a los costados del caminito hay diferentes puestos de artesanías a muy buen precio y de gran variedad, también hay aguas frescas y frituritas para que puedan refrescarse.

La llegada al centro es como de costado y está un poco abandonado, pero no por eso deja de valer la pena…

Los Atlantes de Tula

Yo soy de esas personas que mientras camina por un sendero se va imaginando cómo lo hubieran caminado sus habitantes hace 1000 años, cómo hubieran percibido esos montes y esos paisajes y si el sol les habría molestado tanto como a mí en ese momento…

Los Toltecas son los creadores de los 4 acuerdos, ese libro que todos hemos visto alguna vez en las librerías; una civilización que veía más allá, que entendía el significado más profundo de las cosas y que vino a este lugar a construir cuatro gigantes estatuas que miran hacia donde nace el sol, vestidos para la batalla…

¿Por qué o para qué encargar el resguardo de ese lugar a cuatro piedras de casi 5 metros de altura? ¿Cuál era la función de esos gigantes? ¿Cumplieron con su función o siguen resguardando algún misterio?

Hay muchísimas teorías que tratan de explicar la existencia de estos 4 Atlantes, hay incluso teorías que los relacionan con seres de otro planeta u otra dimensión. Lo cierto es que estas piedras se encuentran en lo alto de un basamento que antiguamente estuvo techado, lo que nos hace pensar que sólo algunos, y muy pocos, tenían acceso a ellos pues, como todos sabemos, estos lugares eran centros ceremoniales usados únicamente por la élite de los pueblos…

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En la punta de la nombrada “pirámide B” se respira calma y respeto. Cuatro enormes monumentos, cuyos decolorados relieves aún se pueden apreciar por un tallado que ha durado siglos y que sigue siendo muy hermoso, dan la bienvenida a los visitantes ansiosos por conocerlos. Cuatro guerreros con pectorales en forma de mariposa y un arma usada en la época empuñada en la mano izquierda nos reciben para recordarnos que nuestras raíces mexicanas no sólo son hermosas sino han permanecido intactas al pasar de los tiempos.

Sólo tres de los atlantes son originales, el cuarto está en el museo de antropología de la Ciudad de México en la sala destinada a los Toltecas, incluso saliendo de la zona hay un pequeño museo en donde se pueden apreciar los restos de algunos otros atlantes y chac mools que fueron encontrados entre los escombros de este mágico lugar descubierto en 1940.

¿Qué hacer después?

Entre la caminadita, el sol y el conocimiento adquirido, la verdad es que el hambre apremia así que la siguiente parada es sin duda disfrutar las delicias de la región. Para esto podemos dirigirnos hacia el centro de Tula en donde se encuentra un andador turístico marcado por la ondulada figura de Quetzalcoatl en donde vamos a encontrar diferentes comercios locales y diferentes tipos de comida para todos los gustos a precios realmente razonables.

Para terminar… un paseo por el centro y una rápida visita a la catedral, sin duda terminan de enmarcar una aventura llena de magia y llena de México.

¡No olviden contarnos cómo les fue!