La leyenda
Cuenta la leyenda que… “La princesa más hermosa nacida en la región purépecha era hija de uno de los más poderosos caciques de esos señoríos. Descendiente de un rey sólo podía aspirar a enamorarse del hombre que guardara arrojo y valentía en su corazón.
Sólo halló estas cualidades en el jefe de un ejército enemigo sucumbiendo inevitablemente al sentimiento que doblega a las voluntades más fuertes. Siendo correspondida se hizo fuerte para defender esta relación ante todas las dificultades que le podía acarrear su inclinación.
El padre de ella al enterarse contuvo su ira y puso una condición al pretendiente para poder entregarla: Pelear contra los caciques enemigos. El guerrero enamorado hasta la locura aceptó el reto sin vacilar. Luchó contra los reinos vecinos siempre saliendo vencedor.
Cuando no quedó uno solo sin ser doblegado regresó para exigir la otra parte del trato la mano de la princesa. El padre dijo: Falta por vencer a un príncipe el más vigoroso Yo. ¡Si es una exigencia estoy dispuesto! contestó preparándose para la lucha.
La princesa plantada en medio de los dos para evitar el enfrentamiento pidió al amado que se fuera: No quiero ser la causa de la muerte de ninguno de los dos. Si mi padre gana te pierdo para siempre. Si tú sales vencedor no podría casarme contigo. El joven aceptó su voluntad y se fue ante la mirada irónica del rey que sin ningún golpe había salido vencedor.
No bien lo hizo la princesa se desvaneció sintiendo que su cuerpo ardía y una telaraña húmeda envolvía sus cabellos. Desesperada subió a un cerro a llorar. Su mirada se perdía a lo lejos con la esperanza de verlo de regreso. Él nunca lo hizo.
Gritó a los dioses: Mi obediencia filial fue premiada con el engaño la mentira y la infelicidad no puedo amar a mi padre ni a mi pueblo el único al que amo partió obedeciendo mi mandato. Sus lágrimas eran tan pesadas y candentes que hicieron un pozo que se fue desbordando al paso de los días ahogando a la princesa e inundando al pueblo que quedó cubierto por lo que ahora se llama lago de Zirahuén.
Cuentan que la enamorada aparece algunas veces en la superficie del lago en forma de sirena y ahoga hombres que confunde con su obediente amor mientras llora la ausencia de su amado”.