Era el día 29 de septiembre de 1934. La gente miraba la hermosa fachada del recién terminado Palacio de Bellas Artes, mientras esperaban con ansias entrar a la divertida comedia ‘La verdad sospechosa’, de Juan Ruiz de Alarcón. Antes de comenzar, el presidente, Abelardo L. Rodríguez, dirigió unas palabras para inaugurarlo oficialmente.
Así comenzó la historia de este encantador recinto cultural tan importante para el país. Creado con el propósito de impulsar la cultura, educar en las artes y promover la creación de expresiones artísticas.
Si bien, fue con Abelardo L. Rodríguez la inauguración, su construcción comenzó desde la época de Porfirio Díaz, en 1904. Este monumental recinto combina dos estilos arquitectónicos. Essto debido a que, al inicio, estaba como encargado el arquitecto italiano, Adamo Boari. Éste le dio al exterior del palacio un estilo muy a la moda de esos años: el Art Nouveau. Por eso el decorado tiene líneas suaves, así como elementos de la naturaleza y de la mitología.
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Sin embargo, su construcción se detuvo en la época de la Revolución y se retomó hasta 1932 por el arquitecto Federico Mariscal. El estilo Art Decó se hizo presente al interior del palacio. Predominan las líneas rectas y los elementos son más marcados.
Leyenda arquitectónica
A partir su inaiguración, el Palacio de Bellas Artes ha sido sede de espectaculares eventos artísticos, conferencias y exposiciones. También se han dado lugar presentaciones de danza y obras de teatro. Ha recibido a grandes personalidades y artistas nacionales e internacionales. Es lugar perfecto para conciertos, orquestas y célebres cantantes de ópera como Luciano Pavarotti y Plácido Domingo.
También ha ofrecido homenajes póstumos a grandes escritores mexicanos, como Gabriel García Márquez y actores como Cantinflas y María Félix.
Al entrar no podemos dejar de mirar los murales que han pintado Siqueiros, Diego Rivera y Orozco. A sus 84 años podemos ver en todas las paredes la esencia plasmada de muchos artistas y la mancha de distintas épocas. Se escuchan los murmullos del público al entrar emocionados. Presenciamos el eco de voces como la de Juan Gabriel y Chavela Vargas siguiendo la melodía de los aplausos. Se respira el aroma del arte y cada expresión artística que ha dejado huella en su interior queda impregnada en las personas que lo visitan.
Bellas Artes se convirtió en un lugar representativo para la Ciudad de México y para el país. Un centro que se llenaría de talento, creatividad, color, luz, música, expresiones, sentimientos y cultura que comparte con todos los mexicanos.