Más de los que te imaginas
Una de las cosas que más caracteriza a México es su amplia variedad de platillos típicos.
Va desde unos tacos hasta preparaciones más complicadas como es el pozole.
El mole, es uno de los platillos típicos mexicanos con gran popularidad y riqueza culinaria.
Su preparación tiene un grado alto de dificultad, sin embargo, en muchos lugares de la república mexicana se prepara de diferente manera.
Contrario a lo que muchos pueden pensar existen diversos tipos de mole qué certifican el legado e importancia de este alimento en México.
Se estima que existen aproximadamente 50 tipos de mole tan sólo en México.
Mole poblano:
Proviene de la ciudad de Puebla y es probablemente el mole de mayor popularidad dentro del país.
Mole verde:
Es uno de los moles más preparados en todo el país debido a su facilidad y delicioso sabor.
Aquí se sustituyen algunos ingredientes por las semillas de calabaza, el chile verde y la hoja santa
Mole negro:
Su nombre es debido al distinguido color y la diversidad de ingredientes que tienen como la pimienta negra, los chiles secos y el chocolate negro.
Mole amarillo:
Originario de la región del Istmo de Tehuantepec, suele prepararse con varios tipos de chile como el ancho, guajillo y el costeño amarillo.
Mole prieto:
Originario del estado de Tlaxcala, es de los moles con mayor grado de dificultad de preparación.
Sus ingredientes se tuestan y muelen en metate, luego se hacen hoyos en la tierra para calentar los casos y se entierra una botella de licor para evitar que el mole se deteriore.
Manchamanteles:
Distinguido por su controversial preparación, algunos no lo consideran mole, pues suele incluir frutas y otros ingredientes poco usuales.
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