Hace 66 millones de años, un meteorito de más de 10 kilómetros de diámetro impactó la Tierra. Esto provocó la extinción de más del 75% de las especies, incluyendo a los dinosaurios. Especie que dominó el planeta durante 180 millones de años.
El impactó ocurrió en la Península de Yucatán y formó un cráter con más de 25 km de profundidad y un diámetro superior a los 200 km. Actualmente es el más grande y mejor preservado.
Su centro se localiza a unos cuantos kilómetros del este de Puerto Progreso. Abarca la costa de Dzilám hasta cerca del poblado de Chicxulub, que en maya significa ‘lugar de cuernos’. De aquí el cráter toma su nombre.
Por eso, desde hace varios años, esta zona está en investigación, ya que ocasionó severos cambios ambientales.
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Un impacto de enormes magnitudes
Ligia Pérez Cruz, investigadora del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM e integrante del grupo internacional que estudia el cráter, explicó que este repentino golpe ocasionó ondas de choque y vibraciones sonoras que fragmentaron pequeñísimas partículas de roca y liberó energía equivalente a varios millones de bombas atómicas.
En la reciente investigación, se muestra que el choque tuvo menos de 10 segundos. Las vibraciones provocaron que las partículas se comportaran como fluidos y así tanta cantidad de material terminó desplazándose inmediatamente a través de grietas y fisuras.
La investigadora ejemplificó este fenómeno con la vibración de una bocina. Cuando ponen granitos de arena y se aumenta el volumen vibran demasiado. Si se reduce vibran menos. En Chicxulub hubo una onda con una enorme frecuencia que provocó la fluidización.
El instituto estudia rocas corticales que están de 700 a mil 300 metros de profundidad. Estos resultados fueron arrojados luego de extraer núcleos de roca en la parte marina del cráter, en una formación conocida como ‘anillo de picos’, semejante a una cadena montañosa.