A 120 kilómetros de Hermosillo se encuentra una parada obligatoria cuando visites Sonora. Tras cruzar el desierto por la carretera federal número 15, encontrarás una impresionante vista hacia el Mar de Cortés. Así es como te recibirá, San Carlos.
Este territorio fue utilizado como refugio por las culturas Yaqui, Guaima y Seri. La bahía está rodeada por montañas, el paisaje que ofrecen las playas de San Carlos es único, el cerro Tetakawi es el sello característico del lugar que, según la creencia popular, lleva ese nombre porque su forma se asemeja a las tetas de una cabra.
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¿Qué hacer en San Carlos?
De noviembre a marzo, las playas se engalanan con el arribo de la ballena gris, el resto del año podrás hacer y deshacer a tu gusto, puedes probar la pesca deportiva, aquí se suelen organizar torneos donde la única prioridad es la diversión. Si buscas un pasatiempo más lujoso, puedes pasear en yate, la bahía de San Carlos está repleta de este tipo de embarcaciones, éstas te podrán llevar a la playa de San Francisco o a tomar espectaculares fotografías de las montañas de la zona.
Visita la Playa de los Algodones, la cual recibe su nombre porque sus dunas blancas parecen torundas de algodón, aquí hay una inmensa variedad de actividades acuáticas como el buceo y el windsurf, o bien, puedes darte tiempo para snorkelear o montar un jetski.
Pero si lo tuyo es lo extremo, ve al Estero del soldado, una reserva ecológica en la que podrás ver tres de los cuatro tipos de mangle que existen en todo el país. Este lugar es ideal para practicar el senderismo, lanzarse a una aventura en bicicleta o pasear en un kayak.
Una de las cosas más bellas que puedes presenciar cuando estás en este paraíso, son sus atardeceres, las tonalidades amarillas se mezclan con los tonos naranjas que, al mismo tiempo se funden con las montañas y el azul del Mar de Cortés. Pare que lo disfrutes al máximo, te recomendamos echarle un vistazo desde el Mirador escénico de San Carlos, te aseguramos que no te vas a arrepentir.