A pesar de existir más de 7 mil idiomas en el mundo, solo 86 son los más hablados. Cada 2 semanas desaparece un idioma y con él, parte de la riqueza de la humanidad. La razón: la mayoría de los pueblos que aún lo practican, no disponen de un registro.
En México, este es el flagelo de los pueblos más tradicionales y con mayor componente indígena o autóctono. Si sumamos el prejuicioso conflicto entre identidad cultural y progreso económico, son muchos los jóvenes que a cambio de un mejor porvenir, terminan por dejar atrás sus raíces. Un panorama desolador para los idiomas, pues se estima que para finales de siglo, más de la mitad de los idiomas del mundo (y el 60 % en México) habrán desaparecido.
Retomando espacios 3.0
Conscientes de dicha situación, diversas organizaciones y representantes locales han buscado soluciones creativas para proteger las lenguas de su nación. No solo al reconocerlas, sino también al promoverlas. Así pues, los proyectos para integrar la literatura universal a las lenguas indígenas son de gran importancia para enriquecer y brindar nuevos tonos y matices a historias, como fue el caso de la traducción de El Principito al rarámuri.
Por otro lado, gracias a las nuevas tecnologías que han cambiado la manera en que aprendemos (ya no se hace necesariamente de manera presencial en un salón) podemos acercarnos y conocer cómo estos pueblos a través de matices propios de su lengua madre; comunican su verdad, sus tradiciones, y sus percepciones del mundo y la vida misma.
Esta accesibilidad fue aprovechada por el estado mexicano. Al crear apps de aprendizaje autodidactas para idiomas en peligro de extinción como el Mixteco, el Cuicateco y el Amuzgo, entre otros, se les permite a los usuarios conocer y perpetuar su uso. Asegurando, de esta manera, la preservación de estas y otras lenguas nativas.
El entretenimiento como ejemplo
Gracias a las diversas plataformas de streaming, ya no hace falta dirigirse físicamente a un lugar para entretenernos. Literalmente, con solo abrir un dispositivo podemos disfrutar de los mas recientes estrenos del cine sin hacer largas filas. Sentarnos en cualquiera de los innumerables casinos online para jugar a más de 7000 tragamonedas gratis. Competir en equipo mediante los populares deportes electrónicos o eSports. E incluso, ver los más grandes espectáculos pirotécnicos de fin de año en vivo desde la seguridad de nuestro hogar.
Y es esta difusión interactiva la que necesitan los idiomas, especialmente para propuestas como la Lotería Zapoteca. Donde los jugadores deben aprender a escribir y pronunciar dicho idioma para poder ganar. Al trasladarlas a su equivalente digital, personas del mundo entero pueden conocer el zapoteca mientras se divierte con este innovador juego.
Así mismo, estas propuestas también pueden ser combinadas con acciones más convencionales. Artistas como Edith Ortiz, La Alondra Mixteca, además de llevar los sonidos y sentimientos de 6 pueblos a los grandes escenarios de Europa y Norteamérica, también los difunde a través de las redes sociales.
Al hacer uso de las plataformas digitales y darles una voz y rostro a las lenguas tradicionales, millones logran reconocer y aplaudir la diversidad cultural, que con orgullo, la intérprete mantiene con vida.
Una segunda oportunidad
En ocasiones, no es el uso de los medios modernos, sino la adaptación a los tiempos lo que permite asegurar la supervivencia de una lengua sin tener que perder su identidad. Solo de esa manera, aquellas lenguas que una vez consideramos perdidas vuelven con nosotros.
Tal fue el caso del hebreo. Un idioma que desapareció en el Siglo I. Pero gracias a la causa sionista del siglo XIX retomó su lugar en el moderno Israel. Hoy en día cuenta con más de 8 millones de hablantes.
Esto ha promovido la práctica de introducir los idiomas originales en los currículos escolares. No solo permite devolverles la identidad a las comunidades. Sino también, promover un mayor desarrollo cognitivo del estudiantado. Valiéndonos de recursos interactivos como los anteriormente descritos, los beneficios para las próximas generaciones y los idiomas mismos se vuelven recíprocos.
Más allá de la simple preservación en masivos servidores y complicados algoritmos, es la integración de nuestro día a día de aquellas maneras en que nuestros pueblos capturaron la belleza del mundo, lo que les salva de su extinción. Al permitirnos honrar con orgullo nuestras raíces a través de su uso, no solo mantendremos con vida la lengua de nuestros ancestros. Sino también nos convertiremos en mejores intérpretes de nuestra riqueza cultural.
FOTO PRINCIPAL: POBLANERÍAS