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¿Qué significa el Calendario Azteca? Algunos datos curiosos

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El Calendario Azteca es uno de los emblemas que más nos identifican como mexicanos. El registro del tiempo que llevaban nuestros antepasados es uno de los aspectos que más ha inquietado a curiosos e investigadores por igual, y aún hoy resulta un poco complicado de comprender. Seguramente llevas uno en el bolsillo y hasta tienes una camiseta con su imagen pero ¿Qué tanto lo conoces? Te compartimos estos datos curiosos:

 

 

1. Su verdadero nombre es la “Piedra del Sol”. En 1559, 38 años después de la conquista, fue enterrada por orden del Arzobispo de México, Alonso de Montúfar, quien le atribuyó un origen demoniaco (¿Qué sorpresa, no?), y redescubierta el 17 de diciembre de 1790, 270 años después, gracias a las obras de remodelación urbana de la Ciudad de México emprendidas por el entonces Virrey Juan Vicente de Güemes. El arquitecto José Cosme Damián Ortiz de Castro fue quien descubrió la Piedra del Sol, y el antropólogo Antonio de León y Gama fue quien registró el hallazgo, nombrándolo por vez primera “Calendario Azteca”.

2. El Calendario Azteca recorrió un largo camino antes de ocupar su actual sitio: tras su redescubrimiento en 1790, fue colocada a un costado de la Catedral Metropolitana; en 1887 se traslada al Museo Nacional (hoy Museo Nacional de las Culturas, ubicado en Moneda No. 13), siendo la primera vez que se “encerraba” la Piedra del Sol. Según los historiadores, este hecho provocó molestia entre los capitalinos. Finalmente, en 1964 fue reubicada en su actual sitio en la Sala Mexicana del Museo Nacional de Antropología.

3. ¿Sabías que se ha llegado a plantear que el Calendario Azteca es el más preciso de la historia? Los expertos en la materia, tanto extranjeros como mexicanos, afirman que este es mucho más exacto que el Calendario Juliano, antecedente inmediato del actual Calendario Gregoriano, el cual tampoco alcanza el grado de precisión que los antiguos mexicanos lograron imprimir en la Piedra del Sol.

 

4. El Calendario Azteca está basado en la métrica natural del universo y su “año” tiene una duración exacta de 365.256 días, que ellos llamaban “xihuitl”, por la concordancia de los ciclos terrestres con los ciclos astronómicos al cubrirse la tierra, año tras año, con la hierba del mismo nombre.

5. En el Calendario Azteca, a diferencia de otras culturas, el número 13 es sagrado y fundamental: los días, los meses y los años se contaban tomando este número como base.

6. El Calendario Azteca tiene 20 signos, los cuales se numeraban siempre del 1 al 13, por lo que el nombre de cada día era el resultado de la combinación de un signo y un numeral (por eso a veces escuchas frases como “Tenochtitlan cayó el día uno-serpiente”) ¡Pero calma! Aunque suene un poco enredado, en realidad solo hay que seguir la secuencia: después del 13 se reiniciaba la cuenta desde el 1, pero con el catorceavo signo, y después del veinteavo signo, se reiniciaba la cuenta desde el primer signo, pero con el número correspondiente… de acuerdo, ¡Quizá si sea algo complicado después de todo!

7. El Calendario Azteca tenía 18 “meses” (“cempohualihuitl”) de 20 días. Cada “mes” tenía un nombre propio de acuerdo a las condiciones imperantes de la naturaleza y según la época del año en que se haya colocado. Por ejemplo “atemoztli”, que significa “cuando descienden las aguas”; por eso, toda actividad política, económica y social estaba dictada por el Calendario Azteca.

8. Los “siglos” del Calendario Azteca se llamaban “atados de años” o “xiuhmolpilli”, y duraban 52 años (de hecho, aun en la actualidad, para muchos grupos indígenas llegar a esta edad tiene un significado importantísimo) y se integraban por cuatro grupos (“tlalpilli”) de 13 años cada uno.

9. Al igual que los días, cada año tenía signo y numeral distinto, pero solo se tomaban cuatro de los 20 signos: “tochtli”, “acatl”, “tecpatl”, “calli”, (conejo, caña, pedernal, casa) y después se volvía a comenzar por “tochtli”. Por ejemplo: 1 tochtli, 2 acatl, 3 tecpatl… 12 calli, 13 tochtli, 1 acatl… y así, sucesivamente.

 

Traslado de la Piedra del Sol al Museo Nacional de Antropología, 1964

10. Cada “año” del Calendario Azteca comenzaba en un momento distinto a lo largo del día. Es decir, si para nosotros el año siempre empieza a la medianoche, para los antiguos mexicanos, cada año podía comenzar al amanecer si era “tochtli”, al mediodía si era “acatl”, al atardecer si era “tecpatl”, y al anochecer si era “calli”.