En los últimos días, el desabasto de gasolina ha causado largas filas en las gasolineras, alarma, enojo y preocupación. Pero, ¿qué está pasando realmente con la falta de combustible?
El Gobierno Federal ha puesto en marcha una estrategia en contra del robo de gasolina. Para ello, se decidió cerrar, al menos, 4 de los oleoductos con los que cuenta el país y hacer la distribución del combustible con pipas abastecedoras. Con ello se está evitando que los huachicoleros sigan sustrayendo el combustible de los ductos que están ‘picoteados’. Así se busca reducir el impacto económico que esta sustracción ilegal tiene para las arcas del Gobierno.
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Un daño notable
Según datos oficiales, el robo de combustibles le estaba costando al Estado alrededor de 60 mil millones de pesos al año. Es un negocio del cual se beneficiaba mucha gente, entre ellos, según el propio gobierno, algunos policías, miembros del ejército, trabajadores de PEMEX, e incluso algunos políticos.
Ha sido una medida contundente, la cual ya ha traído algunos beneficios. Según los datos presentados por el gobierno de López Obrador, se ha evitado el robo de aproximadamente 77% de la gasolina en tan solo 20 días. Sin embargo, la estrategia ha tenido algunos problemas en su ejecución. No se calcularon bien las reservas que se tenían en las terminales de almacenamiento y tampoco se estimó que al transportar el combustible en pipas, el tiempo en llegar a su destino se incrementaría. Es por ello que en algunos Estados del país se han encontrado con el problema del desabasto.
Los efectos sociales
Además, la desinformación sobre los acontecimientos y la mala estrategia de comunicación que ha realizado el gobierno, ha provocado que se corriera la alarma, la molestia y la preocupación en muchos sectores de la población, que han acudido a las gasolineras apresuradamente y se han encontrado con largas colas o con la falta de gasolina.
Evitar el huachicoleo no será una tarea sencilla. Habrá que remover muchas cosas de un sistema corrupto que estaba implantado y funcionaba con total impunidad. Además, éste es tan sólo el primer paso y de nada servirá si no se legisla para convertir el robo de combustible en un delito grave, para que se persiga y se castigue a los delincuentes y sus cómplices. Desde los que la roban de los oleoductos hasta los que no dan litros completos al momento de cargar gasolina.
Si el gobierno en turno logra su objetivo de acabar con el huachicoleo, será el primer golpe contundente a la corrupción en país. Sin embargo, se tendrá que hacer una reflexión profunda sobre la manera en que se realizarán las siguientes acciones, teniendo en cuenta todos los problemas que ha causado este desabastecimiento. También se deberán revisar las estrategias de comunicación para mantener informada a la ciudadanía y evitar que las medidas que pongan en marcha terminen provocando malestar por la falta de información.