“Ya llegó la Chilindrina a pedir su mandarina, ya llegó Jorge Negrete a pedir su gollete, ya llegaron los abuelitos a pedir tamalitos. Con los huesos de mi abuela voy a hacer una escalera y gritar mi calaveeeeraaaa”
Cánticos como estos son los que resuenan en los pueblos de Mixquic y Xochimilco cuando los niños salen a las calles con la esperanza de que los adultos de la comunidad llenen de dulces sus recipientes de plástico en forma de calabaza o calavera. Aunque muchos creen que la tradición es extranjera están en un error.
Es común que la tradición nacida en México se confunda con el famoso Trick or Treat (Dulce o Truco), sobretodo por el tipo de disfraces que los niños utilizan en la actualidad, mismos que hacen alusión a monstruos o seres que tienen poca relación con nuestro país. Una de las grandes diferencias que separa la inocente pedida de dulces mexicana de la estadounidense radica en que en el país vecino los chamacos realizan travesuras para conseguir dulces.
Una tradición que nació en México
Pedir calaverita nació en la época prehispánica. Se cree que todo comenzó con un niño macehual, es decir, un pequeño que en la sociedad azteca pertenecía a una clase humilde. Al quedar huérfano y ser parte de una de las clases sociales menos favorecidas, no tenía dinero ni comida para colocar en la ofrenda de sus seres queridos.
Usando su ingenio, en una celebración a los muertos decidió pintarse la cara y salía a pedir su “calavera” que no era más que solicitar algunas donaciones de pan, frutas o comida para que tuviera algo que ofrendar a sus familiares. De esta manera, una acción que surgió de la necesidad se transformó en una tradición que se ha mantenido por muchos, muchos años.
En la época colonial, los pequeños salían a las calles con una “calavera” de calabaza o chilacayote y en el interior le colocaban una vela. Durante sus recorridos, hacían oraciones mientras solicitaban el apoyo de las personas.
Con el paso del tiempo la calavera sustituyó los alimentos de la ofrenda por dinero y los dulces, una practica recurrente en los tiempos de la independencia cuando las familias acomodadas otorgaban un obsequio a sus sirvientes. Hoy en día, es muy común que en las zonas rurales de nuestro país, pedir calaverita se asocie con la religión católica, ya que la acción siempre va acompañada de oraciones.
No importa la manera en la que lleves a cabo una tradición como esta siempre y cuando no olvides sus raíces. Unas raíces prehispánicas que no deben confundirse ni alterarse con los usos y costumbres de otros países. Celebra el Día de Muertos de la manera especial en la que solo los mexicanos sabemos: con olores, colores, sabores y un gran respeto y admiración por aquellos que un día nos dieron tanto y que hoy ya no están con nosotros.