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Pancheta, la puerquita que no era una alcancía

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Su nombre es Pancheta, ella es la estrella; apenas va a cumplir tres años. Que ¿cómo llegó a mi vida?

A Pancheta me la regaló una chica que estudiaba psicología, decía que no tenía tiempo para cuidarla e iba a ponerla en adopción. Era amiga de mi hijo, y le llamó para preguntarle si yo no la querría, enseguida le dije que sí: “pensé que era una alcancía de puerquita”.

Además qué haces si te dicen que te van a regalar una chistosa y encantadora cochinita…

Cuando llegó Pancheta a la casa tenía 7 meses, era del tamaño de un gato. Cuando vi que era de verdad decidí, no por mí, quedármela. Imagínate que atrás de mí estaba mi hija con ojos brillantes y encantada con el animal, así que se encariñó y desde ahí no he podido separarlas.

Una de las anécdotas que cuenta con mayor nostalgia y agrado Doña Laura Quintanar sobre Pancheta fue que “el primer día que llegó Pancheta a la casa, mi hija la subió a la cama a dormir y desde ese entonces son inseparables, la espera cada noche para compartir ese momento, no importa lo tarde que sea, no se duerme si mi hija no llega a casa”.

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Como cualquier mascota Pancheta ha hecho de las suyas, la primer travesura que hizo fue comerse dos billetes de $200, “después de la santa regañiza que le metí, hoy en día se comporta como toda una dama”. Es una puerquita muy bien educada.

¡Su rutina de belleza va más allá de lo que se pudiera imaginar! “Cada mes la baño con un shampoo especial, para bebés. Además le pongo vaseline para evitar que se le reseque la piel. No necesita cuidados adicionales. A la hora de comer no es exigente, encontramos un alimento especial para cerdos vietnamitas, que revolvemos con calabaza y chayote cocidos.

“Mi marido es su cómplice”, es el único que le da galletas cuando no lo vemos, son su postre favorito. Además nos golpea cuando quiere comer algo de lo que nosotros estamos comiendo a la en la que nos sentamos todos a la mesa. En palabras de Doña Laura, Pancheta es una consentida.

Pancheta vive en la colonia Ajusco, en la delegación Coyoacán en la CDMX, todos los días sale a pasear, porque ella misma exige con sonidos característicos de un puerquito, hacerlo. Su recorrido se extiende por todo el parque Huayamilpas, y sí, es toda una estrella cuando camina por la calle.