Muy pronto verás al pueblo Otomí de la ciudad vender sus productos y artesanías en un atractivo carrito ¡el Otomimóvil! Bueno, serán más de 50 carros de este tipo que transitarán por las colonias Roma y Juárez, así que si los ves no dudes en acercarte y comprar algo.
Autos de color y tradición
Estos carritos tendrán un diseño muy Otomí y estarán llenos de los tradicionales bordados, ropa, fajas, rebozos, textiles de gran calidad de diseño y tela, además de objetos como molcajetes, metates, morrales, sillas, sombreros, por supuesto, las muñecas otomíes y muchas cosas más.
La comunidad otomí se dedica principalmente al comercio, pero como vendían sus artesanías en la banqueta, la mercancía se ensuciaba por las obras en las que se encuentra esta área de la ciudad, así que no se vendían bien. Por lo que la idea del otomimóvil surge con el fin de evitar que todo se llene de polvo, y de este modo, su trabajo y la dedicación con la que elaboran sus artesanías será más reconocido y dignificado.
Pueblo Otomí, ejemplo de unión
El pueblo indígena otomí es uno de los más numerosos del país; se extienden por la CDMX, el norte de Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, la zona oriente de Michoacán y el sureste de Tlaxcala. Llegaron a la CDMX por los años 30 y 50, pero tuvieron que echarle demasiadas ganas para poder subsistir y tener una vivienda digna.
Desde que llegaron, se enfrentaron a la discriminación, al rechazo y a desastres como el terremoto del 85, un incendio, entre otras cosas, lo que les impedía estabilizarse. Hasta que, por fin, consiguieron crear una unidad habitacional donde viven hoy en día; trabajaron muy duro y ese esfuerzo fue recompensado con el Premio Nacional de Vivienda 2004.
Algo sorprendente es que tanto la vivienda como el Otomimóvil se construyeron ¡sin ayuda del gobierno! Esto demuestra la increíble organización que tienen, pues ellos mismos se encargaron de todo el financiamiento. ¿Qué te parece? Este pueblo indígena definitivamente no se deja vencer por nada y son un gran ejemplo de unión.