Agustín Rodríguez Aké, de 31 años de edad y sobreviviente del cáncer de tiroides, desarrolló un proyecto denominado Caza Sonrisas, para apoyar a los niños que se encuentran hospitalizados a tener herramientas para que puedan enfrentar y adaptarse sanamente a su situación.
En un comunicado, la Universidad del Valle de México (UVM) señaló que con este modelo se les enseña a desplegar habilidades para que aprendan a lidiar con el impacto negativo de la hospitalización.
Indicó que a la fecha han sido atendidos 400 niños hospitalizados; ha entrenado a 18 estudiantes e implementado actividades en los cuatro hospitales más importantes de Mérida, Yucatán, donde se instrumenta este programa.
El resultado es que en 89 por ciento de las intervenciones en los infantes ha sido exitoso, reduciendo hasta 50 por ciento las emociones negativas de los niños hospitalizados.
“La hospitalización en la vida de un niño es un acontecimiento estresante en sí mismo. Implica muchas situaciones desconocidas como el rompimiento con la rutina diaria, estudios médicos dolorosos o invasivos, alejamiento del ambiente familiar, de los amigos y de la escuela”, indicó Agustín Rodríguez, quien fue diagnosticado con cáncer al terminar la primaria.
De acuerdo a su experiencia, dijo que los menores que son hospitalizados dejan ese ambiente familiar para entrar en contacto con personas desconocidas y con personal de salud que en ocasiones no está capacitado para trabajar con ellos o para tomar en cuenta su situación tan especial.
“El niño hospitalizado suele manifestar un desequilibrio que lo hace más sensible al estrés y puede ocurrir que sus habilidades para adaptarse a esta situación se encuentran debilitadas o ausentes”, comentó.
Por su proyecto que inició en 2008 en Mérida, Yucatán, Rodríguez Aké obtuvo en el 2011 el Premio Universidad del Valle de México por el Desarrollo Social, y posteriormente fue galardonado con el premio Laureate Global Fellow que concede la International Youth Foundation.
Caza Sonrisas cuenta con una metodología orientada a empoderar y animar al niño para luchar por su bienestar, da a los pacientes estrategias y técnicas que puedan replicar y compartir con sus amigos, les enseña con juegos y actividades artísticas formas de manejo y expresión emocional.