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La leyenda del armado del centro de la CDMX

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De entre las leyendas coloniales de nuestro país, la del armado del centro destaca porque ha sobrevivido al paso del tiempo

La época colonial en nuestro país es una de las que cuentan con más leyendas. Muchas de terror, otras de libertad, y otras de misterios que nunca pudieron ser resueltos. sin embargo, es un hecho que unas sobreviven más que otras, o sencillamente se corre más la voz. Algunas, debido a lo insólito de la situación, o porque ciertas fechas reviven el misterio. Sin embargo, hay otras que se han visto alimentadas por nuevos sucesos inexplicables. La leyenda del armado del centro es una de esas historias.

La leyenda del armado

En plena época colonial, muchos españoles decidían mudarse al tan llamado “Nuevo Mundo”. Era la oportunidad perfecta para iniciar de nuevo, olvidar las penas y hasta hacerse de posición. Así fue como, entre los miles que llegaban día con día, una tarde apareció un caballero.

Nadie sabía por qué había venido, aunque muchos aseguraban que deseaba olvidar un amor. No se conocía su historia, ni sus motivos. Con el tiempo, incluso su nombre cayó en el olvido.

Lo único que sí sabían de él, era que cada noche salía a rezar. Vestido con su armadura, andaba hasta el Templo de San Francisco. Durante todo el camino y su estancia en la iglesia, no dejaba de sollozar y lamentarse, pidiendo perdón.

Algunos dicen que iba de templo en templo por toda la ciudad hasta la media noche. Otros afirman que lo hacía hasta el amanecer; y unos pocos aseguran que únicamente iba al Templo de San Francisco. Un día, el caballero fue hallado una mañana, colgado de su propio balcón.

Nadie sabe si fue la culpa la que lo orilló a semejante acto o si alguien más vino a cobrar venganza sobre el mismo hecho que le daba tanta culpa. Y aunque fue enterrado ese mismo día, los vecinos aseguraban que “el armado” seguía haciendo su camino de sollozos y rezos cada noche, sin falta.

El templo fue construido en 1525, y los sucesos probablemente sucedieron en los 1600 o 1700. Sin embargo, hay quienes en fechas más recientes aseguran haber oído y hasta visto al armado en las calles del centro de la CDMX. EN particular, suele deambular la calle de Madero, que es donde se encuentra hoy el Templo de San Francisco.