Seguramente has visto muchas veces a los periquitos monje. Estas simpáticas aves comenzaron a considerarse un problema en México durante la década de los noventa. Aunque en la actualidad es muy común encontrarlos en todo el país, la Ciudad de México registra una mayor concentración de estas aves.
El perico monje argentino (Myiopsitta monachus), comenzó a ingresar a nuestro país como una mascota exótica. Sin embargo, con el paso del tiempo, la liberación de estas aves provocó una reproducción masiva. El primer caso de un perico monje en libertad se documentó en 1995.
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Especie adaptable
Una de las claves para que esta especie tuviera una reproducción masiva es su comportamiento y que son una especie generalista. Esto quiere decir que pueden sobrevivir en distintas condiciones climáticas y alimentándose de casi cualquier cosa, como las palomas y las ratas.
Los periquitos monje suelen ser agresivos con otras especies, anidan en grupo y sus nidos tienen características complejas, pues se apropian del espacio y desplazan a otras aves. Otro de los factores para que su población creciera, tiene que ver con que en las zonas urbanas no tienen a un depredador natural que mantenga el equilibrio de su población.
Son diversos los daños que la sobrepoblación de esta especie puede causar. Por ejemplo, en las alcaldías Xochimilco y Milpa Alta, representan una amenaza para los cultivos de jitomates, maíz y girasol, por mencionar algunos.
En las zonas urbanas las afectaciones son diferentes. Al tener una predilección por anidar en las alturas, suelen dañar el follaje de los árboles, pero también anidan en los transformadores eléctricos, provocando cortos y fallos eléctricos.
Cabe mencionar que, por muy bella que sea, esta especie representa un peligro para las especies locales, pues el 17% de las extinciones son provocadas por la introducción de especies ajenas.
Otros países con la misma situación
Existen países con un problema mayor al de México, por ejemplo, se calcula que en España hay una población de 20 mil pericos monje en libertad, y no hay recursos suficientes para combatir esta plaga.
En la CDMX se estima que la población de estas aves en libertad ronda los 5 mil ejemplares, y va en aumento. El perico monje ocupa el primer lugar en el listado de aves invasoras de la SEMARNAT.
Se recomienda la erradicación total del ecosistema para evitar daños graves a futuro. Sin embargo, el carisma de las aves provoca que la gente los cuide y los proteja, dejando a las autoridades con muy poco por hacer.
Foto destacada: Qúo