La determinación es uno de los factores principales para lograr los sueños. Así lo cree Julio Córdova, un practicante de jiu jitsu brasileño y siete veces campeón nacional. Definitivamente, su pasión y disciplina lo han llevado lejos. Ha competido en Nueva York, Chicago, San Diego, Los Ángeles, Orlando, Costa Rica, Guatemala, Portugal, París, Abu Dhabi y nos contó cuál ha sido el camino y su secreto para triunfar.
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El jiu jitsu, un estilo de vida
Julio tiene más de 11 años en este deporte, empezó a los 20 años; aunque desde pequeño entró a clases de judo y karate. También pasó por la etapa en la que le gustó el futbol, pero se dio cuenta de que lo suyo eran las artes marciales. De hecho, para él, es su estilo de vida.
“Me gustaban mucho lo deportes desde muy niño. Y el jiujitsu brasileño es el único que realmente me ha hecho vivir de otra forma. Me ha dado como un estilo de vida, mi vida gira alrededor el deporte, del jiujitsu. Entonces me he dedicado a trabajar mi cuerpo, mi mente y mi espíritu”.
Y es que las artes marciales son precisamente disciplinas que ayudan a conectar la mente y el espíritu, no se tratan sólo de utilizar la fuerza.
“Y como decía un maestro budista, el jiu jitsu es como el ajedrez, tú tienes que pensar antes de mover tu pieza. Entonces es el arte de la guerra, el arte de luchar”.
Julio nos dio una pequeña demostración y vimos que, efectivamente, es necesario regular el ánimo y que no hace falta ser muy grande o fuerte, sino que es cuestión de fortaleza mental.
“El jiu jitsu es un poco más de fluidez en movimiento, entonces lo interesante del deporte es que hay gente que puede ser muy bajita, muy delgada, y con una técnica bien pulida, puede dominar a alguien más pesado. Por eso es muy recomendado para las mujeres, para aprender a defenderse en la calle y en cualquier tipo de situación de riesgo”.
La disciplina de un samurai
Por otro lado, Julio es sociólogo de profesión. Para él hay un vínculo entre su carrera y el jiu jitsu: el código del samurai. De hecho, fue un tema que profundizó durante sus estudios porque le encanta la cultura japonesa, su disciplina y su sentido del honor.
“No puedo decir que soy un samurai, porque no es posible. Son códigos y valores que ya no existen realmente. Pero creo que hay mucho de esos valores que podemos traer a la vida diaria, como personas, como sociedad, como sociólogo. Por ejemplo, a mí me gusta mucho cómo el samurái mantenía una presencia muy pulcra. Pero no por signo de vanidad, sino porque ellos podían morir en batalla y morir sucio, era muy deshonroso para ellos”.
Por eso es que trata de llevar estos códigos a su vida diaria. Por supuesto, en la medida de lo posible y de acuerdo al contexto actual. Es algo que le ha servido mucho para llegar hasta donde está. Para Julio, el principal factor para triunfar es el código del samurái: “No hay nada imposible de hacer, mientras tú estés determinado.”
Julio: determinado, apasionado y ligero
Como deportista, Julio tiene un horario estricto, se alimenta bien y trata de trabajar su mente también. Todo por su pasión.
“No quiere decir que no tengo vida social, pero depende. Si tengo competencia cerca, me guardo, si no, pues sí salgo a convivir”.
Con su determinación y esfuerzo ha competido en diversos lugares del globo terráqueo. La lista es muy larga, pero sin duda, su mayor logro fue llegar a Abu Dhabi en el 2012.
“Yo luché siete veces contra siete contrincantes y los dominé a todos. Entonces pude competir en Abu Dhabi, gané dos veces, perdí la tercera y es una experiencia increíble cómo lo que te apasiona te hace llegar tan lejos. Y yo tenía 23 años, entonces fue una experiencia muy fuerte para estar tan joven”.
Otras competencias de las que se siente muy orgulloso tuvieron lugar en París, Barcelona, Portugal, Los Ángeles, Londres y Moscú. Además, ha recibido patrocinios de marcas importantes, con los que ha podido mantenerse.
No hay caminos siempre rectos
Sin embargo, no siempre fue así. Al comienzo tuvo que padecer varios retos; el primero y el más fuerte fue salirse de su casa. No tenía ingresos y aún no terminaba su carrera.
“Y dije, ‘si lo que me apasiona y lo que amo no me hace independiente, entonces no sirvo para nada, esto no sirve y debo dejarlo’. Fue mucho tiempo estar estrangulado con esa situación económica, pero dije: ‘Esto me tiene que sacar adelante’. Fue muy complicado, pero eso forjó mucho mi carácter”.
Eso es algo que les dice a sus alumnos que van comenzando en esta disciplina, para él, el jiu jitsu y la vida son parecidos. Se trata de “poner tus habilidades a prueba y empezar a salir adelante.”
“Como me decía mi papá, el camino no es recto, el camino trae curvas, obstáculos, piedras, vallas y nunca es recto. La vida no es un camino recto. Pero eso es precisamente lo feliz y la pasión de la vida, que hay que franquearla”.
Ser independiente a partir de una pasión
Entonces, para Julio la principal prueba fue hacerse independiente con el jiu jitsu. No quería que el deporte fuera un pasatiempo, sino una forma de vivir, y vivir bien, estable. Para lograrlo no estuvo solo, tenía a sus amigos y tuvo que ser determinado.
“Siempre siempre, cuando tú tienes una pasión por algo, y lo haces tan desinteresadamente, siempre va a haber alguien que te va a tender la mano”.
Cuando empezó esta aventura sus patrocinadores eran sus amigos, ellos le regalaron shorts, rash y kimonos que ya no usaban.
Hoy en día, Julio es muy activo. Da clases en México, también en Barcelona y todavía le quedan unos años de competencias, pues aún le falta ganar el torneo europeo. Más adelante le gustaría dedicarse a hacer mundiales para masters, es decir, para gente que pase de los 36 años. También planea trabajar un poco de su carrera profesional como sociólogo en Europa.
“Quiero trabajar con inmigrantes, ya tuve un acercamiento. Y después me gustaría regresar y abrir una academia.”
Estamos seguros de que lo logrará, pues tiene muchas motivaciones para alcanzar sus sueños. Su familia lo apoya y se inspira en grandes personajes e íconos del deporte en el mundo.
“Mi principal inspiración son mis padres, mi madre, mi hermano, mi papá. En mi deporte hay íconos grandes del deporte. Como Muhammad Alí, Julio César Chávez, Hugo Sánchez, gente que ha vivido el deporte.”
Dentro del jiu jitsu admira a Jacaré Souza, Demian Maia y a Georges St-Pierre. Pero, definitivamente sus alumnos son muy importantes para él, pues de ellos también aprende cada día.
Las artes marciales y el deporte en México
Pero otro obstáculo es que el jiu jitsu no es un deporte tan conocido en México.
“Imagínate con un deporte que no es olímpico, como el nuestro. Es un poco más underground, lo subsidiamos nosotros mismo, los compañeros, los cuates, entre nosotros nos apoyamos”.
Julio sabe lo que cuesta llegar lejos, por eso ahora le toca apoyar a los que quieren practicar este deporte. Les regala uniformes o suplementos; eso sí, siempre y cuando estén comprometidos con el jiu jitsu.
Con el tiempo, esta disciplina ha crecido. Sobre todo, en los estados cercanos a la frontera con Estados Unidos, una potencia en las artes marciales mixtas.
En México hay mucho talento deportivo que requiere de apoyo. Por eso, Julio cree conveniente que haya más difusión hacia las artes marciales y al deporte en general en nuestro país. Para él, es muy importante, especialmente en los más jóvenes porque los mantiene ocupados.
“Yo lo viví mucho. Los problemas vienen cuando hay mucha ociosidad. Y cuando eres joven es complicado encontrar algo que te apasione hacer que no sea fumar, tomar, salir con los cuates. Entonces, yo creo que el deporte te genera cierta disciplina que te va a ayudar para toda la vida”.
Como buen sociólogo y mexicano admira la historia de nuestro país, sus raíces. Como practicante de jiu jitsu quiere que más gente conozca las artes marciales pues cree que ofrecen un gran estilo de vida. Y como deportista estamos orgullosos de que sea un gran representante de nuestro país.