Caminando por las apacibles calles del centro de Coyoacán, justamente en el número 40 de la calle Higuera, nos encontramos un pequeño local. En el se desenmaraña a la perfección todos los enigmas y secretos que el café mexicano ofrece al mundo. En Café Avellaneda, este recurso se moldea de tan diversas formas que nos transporta a un nuevo mundo de olores y emociones nunca antes percibidas por nuestros sentidos. Tantas cosas caben en tan pequeño lugar.
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El principal artífice de estas aromáticas y sensoriales creaciones es Juan Carlos de la Torre. Hombre de 31 años, dedicado en más de la mitad de su vida al café y quien nos externa sus opiniones, preocupaciones y añoranzas sobre el mismo.
Pasión temprana
Dedicarse a lo que más nos gusta, requiere de diversos factores y momentos en nuestras vidas que nos marcan. De ahí parte nuestra pasión, la de Carlos se dio cuando él era joven:
“Yo trabajaba en el restaurante de un tío, en Acolman. Ahí él me ponía a preparar bebidas con café. Me llamó la atención el hecho de que la preparación y el buen sabor del mismo tenía que ver con la habilidad de cada persona”.
En ese momento las cosas se fueron construyendo para Carlos. Su tío, posteriormente le presentó a uno de sus proveedores, quien tostaba el café. Esto lo llevó a querer conocer más sobre el arte preparativo de esta bebida desde cero.
La creación de Café Avellaneda Barra & Tostadores
Lo que empezó como un hobby para Carlos, terminó por convertirse en su estilo de vida con la creación de su propia cafetería:
“Café Avellaneda Barra & Tostadores comenzó hace unos 12 años, cuando empecé a preparar mis primeros cafés en una feria regional. Años después, como por el 2012, fui invitado a un viaje a Oaxaca por parte de uno de mis proveedores de café tostado. Ahí fue donde conocí la primer plantación y todo lo relacionado con el proceso de elaboración”.
Pagar lo justo por un buen café
No es fácil hacerse de un nombre dentro de la cultura del café. Debes vender productos de primera calidad, provenientes de las fincas más reconocidas y manteniendo siempre los más altos estándares. Así es el café de especialidad. Y también es como las personas reconocen la calidad de esta bebida.
Pero hay aspectos que entorpecen la distribución y apreciación de un buen café. Uno de ellos es el no poder mantener una buena relación de calidad/precio. Carlos considera que algo que no se está haciendo en el rubro del café es pagar lo justo por un producto de calidad:
“Lo más complicado es convencer a la gente de que tu producto es distinto. El café en México está muy castigado por ser un país productor y nosotros no pagamos lo suficiente por una buena taza o por un kilo. Entonces tenemos que hacer ver a los consumidores que se debe de pagar un poco más por un buen café de buenos productores.”
Caso de éxito
La satisfacción de emprender su propio negocio a raíz de una de las cosas que más ama hacer en el mundo es para Carlos uno de los puntos más altos en su vida. Una motivación para seguir produciendo, y compartiendo sus conocimientos sobre el café:
“Estoy muy satisfecho con los productos que ofrecemos en Café Avellaneda, pero me gustaría que llegara a una mayor cantidad de personas. Que la gente conozca que es un producto de calidad, en el que está detrás el trabajo de muchas personas y que cada una de ellas, desde la persona que barre, hasta quien lo transporta, deben ser reconocidas por su trabajo”.
Juan Carlos ha participado como jurado en el Premio Sabor Expo Café en cuatro ocasiones; y en competencias de baristas de la Asociación Mexicana del Café. Obtuvo el primer lugar en la Segunda Competencia Mexicana de Catación y ha representado a México en diversas competencias mundiales relacionadas con el café.
Fotos: Gustavo Solís y Paola Uviarco